La rosa negra

Capítulo 115

Malala Lorenzo.
Viernes 4 de Febrero. 21.00
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Bebo de la cerveza hablando con mi madre mientras que mi padre nos mira atentos.
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-¿Y Jesús? -pregunta él.
-Ahora vendrá. -digo desganada.
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Mi madre observa la terraza del bar donde estamos buscándolo y encojo mis hombros.
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-Estaba muy ocupado. -digo irónica.
-¿Está buscando a esa chiquilla aún? -se sorprende mi padre.
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Asiento cogiendo a Rosa en brazos y ambos me miran tiernos.
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-¿Qué vas a hacer? -pregunta ella.
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Los miro sin saber bien qué contestar pues les diría la verdad pero, joder, tampoco quiero ser precipitada.
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-Me voy a ir a Sevilla con la niña, él verá que hace. -digo seria.
-¿A Sevilla? -se sorprende mi madre.
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Asiento.
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-Mamá quiero irme de aquí, empezar de cero y que mi niña tenga una vida buena y tranquila que aquí en Madrid no va a conseguir, necesito marcharme hace casi un año, Jesús lo sabe pero parece no importarle, nos ignora buscando a esa mujer sin parar... Me iré dejándole una nota el día que tenga fuerzas. -la voz se me corta levemente.
-Amas a Jesús muchísimo. -susurra mi madre.
-Más de lo que todos ps pensais pero mamá, no aguanto más la situación, me deja sola con la niña, no hace las tareas de casa, va al trabajo pero no hace lo que debe y apenas me habla durante el día. -rompo a llorar.
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Suspiro acariciando la varita de mi bebe la cual estira sus bracitos para secarme las mejillas.
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-Mami. -susurra costosamente.
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Rio entre lágrimas y escucho a mi padre llenarse el pecho de aire.
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-Le advertí que no hiciera lo mismo que yo, que os cuidara y no se alejase... Marcharte cielo, mamá y yo estamos mejor que nunca y si se tuercen las cosas iremos a vivir allí para estar con vosotras. -aconseja mi padre.
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Los miro dulce y la expresión del rostro de mi madre cambia al sentir la presencia de Jesús pues está caminando hacia nosotros.
Seco mis ojos aunque tenga los ánimos pisoteados, mi niña rie y Jesús la coje en brazos sin ni siquiera saludarme, le da dos besos a mis padres y toma asiento junto a mi bastante tenso, sé que nota lo mal que estoy, nadie me conoce mejor que él.