La rosa negra

Capítulo 57

Jesus Oviedo.
Lunes 14 de Mayo, 11.30
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Tecleo en el ordenador mandando el décimo informe de todos los juicios que tengo reservados para mi pues mis trabajadores ante mi ausencia no daban a basto, froto mis ojos y recibo una llamada de recepción.
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-¿Qué? -pregunto aún tecleando.
-Tiene una visita, un hombre que dice conocerle. -¿Un señor mayor? -pregunto.
-Sí. -asegura.
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Suspiro aturdido.
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-Pues dejale pasar. -digo serio.
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Envío el correo y comienzo otro informe pensando en que debo hacer dos cosas a la vez en el instante que ese hombre entre por la puerta.
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-¿Cómo está mi hija? -pregunta entrando.
-Hola señor. -digo serio.
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Se sienta frente a mi al otro lado de la mesa educadamente y me mira preocupado mientras no aparto la mirada del ordenador.
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-Ella está bien, caminando poco a poco, pero bien. -aseguro.
-¿Y mi mujer? -pregunta.
-Preocupada por su hija, pero bien, como siempre. -digo serio.
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Él sonrie más relajado y paro un instate para mirarlo.
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-¿Por qué se preocupa por su hija? Malala me dijo muchas veces que usted no quería bebés, ellas sospechan que su ida fue por ese mismo motivo. -explico.
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Mueve la cabeza negando y encojo mis hombros continuando con mi trabajo.
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-Estaba debilitando a mi esposa ¿no le ha pasado a mi hija aún? Cuando un vampiro mantiene una relación personal hasta el punto de enamorarse el humano comienza a debilitarse, aún no sabemos por qué pero creemos que es una "reacción" de la propia raza humana contra nosotros. -explica.
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Me sorprendo ante sus palabras y mi pecho se encoje.
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-¿Te fuiste por...? -murmuro.
-Mi esposa estaba teniendo muchos problemas de salud y yo era el culpable. -explica con la voz rota.
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Paro en seco de escribir en el ordenador y lo miro.
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-¿Nos pasa a todos? -pregunto.
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Asiente haciendo que mueva mi cabeza negando la realidad.
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-No puedo alejarme de ella. -murmuro.
-Debes hacerlo. -aconseja.
-Malala está bien. -lo miro.
-Mi mujer también estaba bien esta que comenzó a enfermar. -susurra.
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Mi pecho se encoje y me pongo nervioso al recibir una llamada suya.