Malala Lorenzo.
Viernes 3 de Abril, 22.30
°
Agito mi melena con la toalla tras ponerme el tanga, Jesús me observa ya vestido y alzo una ceja dudando.
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-¿Me deja vestirme, señor? -pregunto.
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Mueve su cabeza riendo y asiente.
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-Pero con esto. -me lanza una de sus camisas.
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Sonrio poniendomela, acomodo mis mojados rizos y salgo del baño.
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-En poco me tendré que ir. -anuncio con vergüenza mientras bajamos a la primera planta.
-¿Le pasó algo a tu madre? -pregunta.
-No Jesus pero tendré que llegar para dormir y se está haciendo tarde... Supongo que querrás... -me corta.
-¿No duermes conmigo? -la espresión de su rostro dice todo.
-Pensaba que no... Osea, como llevas tantos años solo pensaba que no querías que yo... -digo realmente cortada.
-Quiero que seas la mujer que duerma en esa cama. -asegura.
-No quiero molestar. -aseguro.
-Tú bien has visto lo solo que estoy si no estás necesito que te quedes conmigo por esta noche. -suplica.
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Sonrio dulce asintiendo mientras me siento en la encimera de la cocina y toco sus labios.
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-Estas rotisimo por dentro. -aseguro.
-Soy más indefenso de lo que todos se creen. -asegura.
-¿En que momento hemos llegado nosotros aquí? -pregunto.
-Desde que te vi me prometí buscarte... Fue fácil, la vida te puso delante mía, fuiste un regalo. -asegura.
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Beso sus labios con calma pues quiero notar como su lengua busca la mía, la manera que sus mano me pegan a él y las mías se hunden en su nuca intentando que nos hagamos solo uno.
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-Te quiero. -murmuro.
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Abre los ojos, me mira fijamente y asiente.
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-Yo también. -susurra.
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Muerdo su labios suavemente y recibe una llamada.
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-Es trabajo. -anuncia suspirando.
-¿A estas horas? -pregunto alucinando.
-Soy el abogado de familias muy pesadas que creen que sus familiares están en un hotel en vez de la cárcel y cuando se meten en pelea llaman a mi sede pero al estar cerrada la llamada se desvía a mi o al abogado que lleve el caso. -explica rápidamente.
-Cogelo amor, voy sacando la masa. -digo dulce.
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Coloco la masa para la empanada, escucho alzar la voz levemente diciendo que no vayan a ir a la cárcel, rio moviendo la cabeza y observo mi alrededor ¿en que momento he llegado aquí?
Todo ha sucedido tan lento pero tan deprisa... Ha borrado toda la normalidad de mi vida dándole una dificultad que me vuelve loca.
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-¿Con queso? -mordisquear mi cuello rodeando me por la espalda.
-Sí amor. -digo colocándolo.
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Calienta el horno, golpea levemente mi trasero haciendo que de un pequeño brinco.
Hago la empanada pegada a su pecho pues está todo el proceso besandome, abrazandome e intentando coger algo de queso o york. Deja la empanada en el horno para después abrir el vino que tenía junto a nosotros y servirlo.
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-Debes firmar el contrato. -dice serio.
-¿Qué? -pregunto.
-No voy a ponerte una mano encima seriamente sin que previamente firmes un papel donde aclaremos que me dejas hacerte y que no, debe estar firmado por ambos. -asegura.
-Suena demasiado fuerte. -bebo del vino algo asustada.
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Rie tierno moviendo la cabeza.
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-Es por "protocolo", pura seguridad por si algo pasa, además de informativo, debo conocer tus límites antes de meterte en la habitación. -dice serio.
-¿Lo haremos en tu habitación? -me sorprendo.
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Niega bebiendo de la copa y encoje sus hombros.
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-Ya te mostraré esa habitacion. -asegura.
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Me tenso levemente y Jesús al notarlo me abraza tierno.
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-No haré nada que tu no me consientas. -asegura.
-¿Y si no puedo darte lo que buscas? -pregunto.
-Tú eres todo lo que busco. -asegura.

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La rosa negra
VampirLa mujer más sencilla que puedas encontrar, universitaria de dieciocho años en Madrid a la cual su padre abandonó hace tres años provocando que su madre caiga en una profunda depresión choca con él, un abogado de veinticinco años el cual lo último q...