Malala Lorenzo.
Lunes 1 de Julio, 10.00
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El ginecólogo acaricia mi tripita con la máquina viendo a mi bebé dentro de mi, aún es nada pero puedo sentir como lo amo provocandome una enorme sonrisa que acompaña a la de Jesús, al cual le brillan los ojos como un niño.
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-No es nada todavía. -dice sonriendo.
-En dos meses podré decirles que será, si desean saberlo. -dice él doctor.
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Asiento limpiandome el gel en lo que ese hombre va a coger las fotocopias y Jesús besa mi cabeza.
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-En poco tiempo estarás de un mes. -murmura.
-En una semana tengo el juicio. -miro sus ojos.
-Calmate bebé, podrás hacerlo, además, yo estaré contigo. -asegura agarrando mis mejillas.
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Suspiro apartando la cabeza una vez me pongo en pie y el doctor me da un sobre.
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-Están ambos sanos pero debe seguir cuidándose y estando tan tranquila, todo irá de maravilla si sigue así. -le dice a Jesús.
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Asiente serio agarrando mi mano y salimos del hospital.
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-En cuanto acabes el juicio, el martes siguiente te firmo contrato en mi bufete y te doy de baja. -anuncia una vez arranco el coche.
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Me quedo seria y lo miro antes de salir del aparcamiento.
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-¿Qué? -pregunto confundida.
-Vas a trabajar en mi bufete, quiero que seas mi trabajadora. -asegura.
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Agito la cabeza comenzando el trayecto de vuelta y niego.
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-Ya me buscaré yo empleo. -digo.
-Quiero que trabajes para mi, eres una trabajadora perfecta, enserio Malala, puede sonar extraño porque eres mi novia pero en serio que quiero que trabajes para mi por como trabajas. -asegura.
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Encojo los hombros girando una rotonda y coloca mi mano en mi pierna.
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-Venga bebé. -suplica.
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Sonrio dulce y asiento.
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-Me tendré que dar de baja a los pocos meses de todas formas. -digo sin remedio.
-Lo sé. -acaricia la zona.
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Paro en un semáforo, Jesús deja un suave besos en mi mano derecha y sonrio dulce.
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-Tienes muchas cosas que contarme. -digo seria.
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Él se tensa y agita su cabeza.
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-Tengo que aclarar uo esas cosas para poder contartelas. -dice serio.
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Asiento aparcando frente mi casa y frunce el ceño.
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-¿Qué? Quiero estar un rato en mi habitación contigo, tengo muchos catálogos de ropa, cunas, carritos... ¡Quiero elegir ya! -digo bajando del coche.
-Es pronto. -rie cuando tiro de él.
-Me da igual. -hago pucheros.
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Me besa suavemente.
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La rosa negra
VampiroLa mujer más sencilla que puedas encontrar, universitaria de dieciocho años en Madrid a la cual su padre abandonó hace tres años provocando que su madre caiga en una profunda depresión choca con él, un abogado de veinticinco años el cual lo último q...