Jesus Oviedo.
Sábado 21 de Marzo. 11.45
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Ella frunce el ceño dejando el carrito junto el sofá pues Rosa está dormida, me mira seria y agarro sus manos.
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-Me dijiste algo de irnos de aquí y... Tenemos la posibilidad de ir a Sevilla. -digo dulce.
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Sonrie levemente y asiente rotunda.
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-Pero necesito solucionar una última cosa aqui en Madrid. -susurro.
-¿Qué? Dejalo pasar Jesus, vámonos antes de que sea tarde. -suplica tocando mi abdomen.
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Agito la cabeza y pega nuestras frentes.
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-Piensa en Rosa, en mi... Nene, piensa en nosotros. -suplica.
-Lo hago, créeme que todo lo hago por vosotras pero necesito zangar eso. -aseguro.
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Ella roza nuestros labios levemente y muerdo el suyo.
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-Tranquilo, piensa en lo que te he dicho, cuida el presente Jesús, el pasado es eso, pasado. -susurra.
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Baja sus besos a mi cuello, muerdo mi labio suspirando pues sabe como derretirme y llevo mis manos a su gran trasero.
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-Nena. -murmuro.
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Rie coqueta llevando un dedo a mis labios para callarme y desabrocho la camisa agachandome frente a mi.
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-Bebé. -relamo mis labios llamandola.
-Dime cariño. -quita mi cinturón.
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Me mira desde abajo con su dulce cara de inocente y enredo mis dedos en su rizado cabello. Desabrocho mi cinturón con suavidad bajando la cremallera del pantalón y sonrio.
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-No seas mala. -suplico cuando besa el bulto de mi boxer.
-Un poco bebé. -murmura.
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Lo baja pasando la lengua por la punta, se ayuda con su mano una vez la mete completa en la boca, muerdo mi labio disfrutando de la sensación y ahogo todos los gemidos que puedo pues Malala es la mejor mujer que me lo ha comido y, joder, me conoce demasiado bien y sabe que gestos son los que me matan.
Lo saca y vuelve a pasar la lengua por el glande, quita su camiseta dejándome ver sus senos agarrados por el sujetador y muerdo mi labio.
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-Me vuelves loco. -confieso en un susurro.
-Lose bebé. -rie ella.
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Se reincorpora haciendo el trabajo con su mano y besa mis labios con fuerza.
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-Ponte contra la pared. -suplico.
-Está la bebé, Jesús. -dice seria.
-Nadie se entera, esta muy dormida. -aseguro girandola.
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La inclino apoyandome en mi mesa de trabajo y le bajo los pantalones junto el tanga pasando mis dedos por la zona.
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-Estás empapada. -sonrio.
-Hazlo ya Jesus. -suplica.
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La rosa negra
VampirLa mujer más sencilla que puedas encontrar, universitaria de dieciocho años en Madrid a la cual su padre abandonó hace tres años provocando que su madre caiga en una profunda depresión choca con él, un abogado de veinticinco años el cual lo último q...