Jesus Oviedo.
Sábado 8 de Mayo, 20.00
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Besa mi cuello mientras mueve sus caderas frotándose contra mi pantalón, enredo mi mano en el paraíso que es su cabello rizado y entreabro los labios disfrutando de eso de tenerla junto a mi tras tres años.
Vuelve a mis labios, sonrio mordiendolos y desliza su mano por mi cuello a la vez que se frota cada vez más sexy. Se quita la camiseta viendo que no lleva sujetador, deslizo mis dedos entre sus pechos mordiendo mi labio... La deseo muchísimo, esta mujer siempre fue mi punto débil.
Vuelve a bajar a mis labios para besarme pero mi teléfono suena haciendo que pare.
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-Ignoralo. -murmuro tomando su rostro.
-Puede ser... -gime levemente pues llevo mi mano a su sexo. -Importante. -acaba la frase.
-Tú eres más importante ahora mismo. -aseguro.
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Malala Lorenzo
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Me deslizo hasta su boca sentandome en ella, cierro los ojos cuando agarra mis caderas y su lengua hace todo el trabajo que yo buscaba.
~
-Jesus. -gimo.
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Sonrie sobre mi sexo, lo muerde, lame y toca a su gusto haciendome gritar. Muevo mi cadera al son de su lengua, muerdo mi labio cerrando los ojos pues quiero disfrutar de este instante.
~
-Te ves hermosa desde aquí abajo. -susurra.
-Mi señor. -gimo.
~
Agarra mi trasero con fuerza, lo golpea como solo él sabe y grito cuando me vengo sobre sus labios.
Me tumba en el sofá quedando él sobre mi y vuelven a llamarlo.
~
-Joder. -murmura hundido en mi cuello.
-Cogelo. -insisto.
-Tengo algo mejor que cogerme. -bromea.
~
Rio cuando baja su pantalón sacándols y deslizo mis manos por su miembro.
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-Sigue siendo tuyo. -murmura.
-¿Si? -pregunto moviendo mi mano.
~
Gime levemente y asiente.
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-Siempre fue tuyo, bebé. -dice sin voz.
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Paso mi dedo por la punta, me inclino para que mi boca llegue y así poder pasar mi lengua por la misma zona.
~
-Tumbate bebé. -suplica.
-¿Dónde está el hombre que me daba órdenes? -pregunto sonriente volviendo a tumbarme.
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Sostiene mis piernas enredando las en su cuerpo y entra en mi demasiado duro, grito arañando su espalda y muerde mi oreja.
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-Después de tres años sigues siendo la misma bestia en la cama. -murmura con voz ronca.
-Oviedo. -gimo.
-Eres una diosa. -agarra mi trasero.
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Sus embestidas cada vez son más duras, tiene una velocidad perfecta la cual mantiene y sus labios no se separan de mi cuello.
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-Otra vez. -rio gimiendo al escuchar el móvil.
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Lo empujo sentandolo en el sofá, agarro su teléfono dandoselo y me mira confundido.
~
-Habla, a ver si puedes. -digo botando sobre su sexo.

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La rosa negra
VampireLa mujer más sencilla que puedas encontrar, universitaria de dieciocho años en Madrid a la cual su padre abandonó hace tres años provocando que su madre caiga en una profunda depresión choca con él, un abogado de veinticinco años el cual lo último q...