Capítulo 46

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Jesus Oviedo.
Miercoles 16 de Abril, 19.00
°
Quito la mirada del ordenador tras dos horas trabajando sin parar en lo que ella, en mi salón, estudia sus próximos exámenes ya que estos últimos días apenas tuvo tiempo de prepararlos. Me pongo en pie estirando las piernas y puedo ver un papel entrar por mi ventana ya que esta abierta, este mismo papel se coloca perfectamente sobre mi mesa.
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-Debe de ser una broma. -me convenzo acercandome.
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Agarro ese papel y puedo leer un mensaje escrito de puño y letra de una persona totalmente desconocida que me escribe: "no abandones a tu familia como yo hice, cuidarla siempre, porfavor"
Frunzo el ceño tosiendo levemente y me asomo por la ventana realmente confundido ¿Quién escribe esto?
Llaman a la puerta haciendo que ponga el papel bocabajo sobre la mesa y escucho su voz.
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-Amor. -dice ella.
-Pasa. -digo serio.
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Ella entreabre la puerta pues jamás la he dejado entrar aquí, sonrio dulce ocultando que realmente esos mensajes que estoy recibiendo me están comiendo la cabeza y alargo mi brazo pegandola a mi.
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-¿Lo llevas bien? -pregunto.
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Asiente mirándome y besa mis labios suavemente.
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-¿Puedo preguntar algo sobre tu padre? -digo acercandome a la estantería.
-¿Qué pasa? -pregunta.
-Él tiempo que estuvo en casa ¿te trató bien? Es decir ¿estuvo contigo en todo momento y las cosas que hacen los padres? -frunzo el ceño.
-Él no quería un bebé y llegué yo, realmente nose, es... Es algo extraño, nos quería pues cuando nací no le quedó otra y amaba mucho a mi madre como para dejarla sola aunque... Bueno... -su voz se corta.
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Me giro pegandola a mi pero retiene sus lágrimas.
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-¿Por qué? -murmura.
-Tenía esa duda. -excuso.
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Pasea por mi despacho viendo todos los "libros" que tengo sobre vampiros, en realidad esos libros son todos escritos por mi recopilando información sobre mi misma especie pues nose ni cuantos somos en mundo, es más, ni siquiera sé si muchos de nuestros mitos son ciertos aunque en el espejo podemos reflejarnos, al menos yo.
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-¿Te gustan los vampiros? -pregunta.
-Bastante. -digo serio.
-Son oscuros y misteriosos, siempre me gustaron. -se agacha agarrando uno de ellos.
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Me tenso pues nadie había visto mis libros antes y me agacho junto a ella.
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-Pero están escritos a mano. -dice impresionada.
-Están escritos por mi. -confieso.
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Me mira, alza una ceja y sonrie.
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-No parecías que hicieras esto en tus tiempos libres. -dice sonriendo.
-Lo sé, pero me gusta escribir sobre ellos. -me reincorporo.
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Deja el libro donde estaba y arrugó el papel que tenía la nota viendo como ya no hay nada escrito ¿qué clase de broma es esta?
Tiro el papel a la papelera, Malala recibe una llamada de su madre y sale de la habitación para hablar con ella tranquilamente.
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-¿Una nota de papá? -grita desde abajo.
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Enseguida bajo corriendo al escuchar eso, Malala, nerviosa, camina por el salón intentando calmar a su madre y agarro sus hombros tranquilizandola yo a ella.
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-Escúchame, tranquila. -digo serio.
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Ella suspira y cuelga.
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-Vamos con mi madre, se está volviendo loca. -dice preocupada

La rosa negra Donde viven las historias. Descúbrelo ahora