Capítulo 37

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Malala Lorenzo.
Viernes 10 de Abril, 23.00
°
Frena el coche frente mi casa, giro el rostro sonriendo y besa mi mano.
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-¿Se irán? -pregunto cuando acaricia las marcas de las esposas en mis muñecas.
-Sí se van bebé, mañana no tendrás nada. -asegura.
-En el culo voy a tener morados. -digo riendo.
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Sonrie asintiendo y me inclino sobre él.
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-Me marcho. -murmuro.
-Gracias, enserio. -sus ojos brillan.
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Niego con la cabeza besando sus labios suavemente y muerde el mío al finalizar el beso.
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-Mañana hablamos. -digo algo cortada.
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Asiente pero antes de bajar del coche agarra mi brazo.
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-Te quiero. -murmura.
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Sonrio tierna y me giro levemente.
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-Yo también, Jesús. -murmuro.
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Bajo del coche para después entrar en casa, mi madre se pone en pie al verme y la abrazo algo dolorida por todo lo sucedido en la habitación morada.
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-Voy a darme una ducha. -digo dulce.
-Gracias por venir a dormir. -susurra dulce.
-Mamá, esta es mi casa y aunque últimamente esté mucho con Jesús no voy a dejarte sola. -aseguro.
-Sois pareja, es normal que esteis mucho junto. -dice.
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Muevo la cabeza negando y se sorprende.
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-Jesus y yo simplemente nos llevamos bien, nos acostamos y nos llevamos como amigos. -explico.
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Ella encoje sus hombros y rio levemente.
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-¿Qué te pasó? -agarra mis muñecas.
-Esto... Eh... Nada, un simple juego más fuerte de lo normal, osea, corríamos por la casa como niños y me agarró más fuerte de lo normal. -miento.
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Ella rie soltandolas y nueve la cabeza.
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-Descansa cariño. -dice dulce.
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Subo a mi habitación, me desvisto para acostarme directamente en la cama y recibo un mensaje de su parte: "la cama ahora es enorme sin ti" sonrio colocandome bocabajo y suspiro escribiendo la pregunta que tanto temo: "¿realmente me quieres o es por mantenerme siendo tu sumisa?" en cuanto lo envío borro pues si quiero saber esa respuesta no quiero que sea hoy y mucho menos por mensaje. "También te extraño" respondo y él al instate lo lee provocandome una sonrisa inmediata, no Malala, estás en mal camino.
Suelto el teléfono pues ahora mismo lo último que quiero es hablar con él, suspiro y cierro los ojos pensando el por qué decidió meterme en su vida, por qué es tan oscuro y esconde tantos secretos; mi cabeza es un huracán ahora mismo y yo debo descansar y dejar que los días pasen pues ya sucederá lo que deba suceder pero mientras tanto Jesús Oviedo es un enigma para mi.

La rosa negra Donde viven las historias. Descúbrelo ahora