Malala Lorenzo.
Lunes 6 de Abril, 18.25
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Jesus saca los papeles de una carpeta negra y me las da. Cruzo las piernas como indio sobre el sofá acomodandome para leer mejor todo lo que este pone.
En resumen este papel dice que autorizo a Jesús a realizar prácticas de bdsm conmigo donde él me puede azotar, atar y ocultar mis sentidos dejándome un pequeño espacio para que escriba que no permito que haga sobre mi.
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-¿Bolígrafo? -pregunto.
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Él me lo da bastante tenso y simplemente escribo "pellizcos" él mira la palabra y sonrie de lado.
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-Como se te pase por la cabeza pellizcar mis pezones te azoto yo a ti. -amenazo en broma.
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Él rie asintiendo y continuo leyendo pues pone más "normas" que esta práctica incluye: normas que yo ya sabía; debo obedecerle en todo a lo que sexo se refiere o él, como amo, podrá castigarme, yo no puedo realizar unas de esas acciones (como azotar) hacia él si en este papel no se pone lo contrario y él mismo ha escrito a mano que no consentirá que alguna práctica que me realiza a mi sea realizada sobre él.
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-¿Entiendes todo? -pregunta sin voz.
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Sonrio dulce mirándolo pues se ha sentado junto a mi, agarro su mano y lo inclino besando sus labios con suavidad.
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-Ahí lo pone bebé, si en algún momento me dices que pare yo estoy obligado a ello. -asegura.
-Lo sé amor. -miro su rostro.
-Y aunque no lo ponga, si el sexo no es consentido en ese momento por ambos no se realiza. -dice serio.
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Asiento colocando el papel sobre la mesa y firmo justo donde me lo indica.
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-Firmado. -anuncio.
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Sonrie apoyando su espalda en el respaldo y miro sus ojos sentandome sobre él.
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-¿Estás bien? -pregunto.
-Es extraño, hace tantos años que no firmaba un contrato de esos. -dice impresionado.
-¿No disfrutas de otra manera? -pregunto extrañada.
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Encoje los hombros y rasco levemente su barba.
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-Sí disfruto bebé pero... Nose, realmente me siento vacío no hago eso pero claro, no puedo ir azotando a todo sabes. -bromea.
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Sonrio moviendo la cabeza y me reincorporo caminando por el salón.
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-Debo estudiar. -comunico.
-Y yo trabajar. -frota sus ojos.
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Agarro mi mochila de la universidad sentandome en el sofá nuevamente y él se pone en pie tras darme un lento beso.
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-En un rato bajo. -murmura.
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Asiento, él sonrie al notar como miro sus labios y me da un beso mucho más largo.
Me deja sola y la curiosidad me pica tras una hora sin levantar la mirada de los apuntes pues ver tantos libros junto el televisor me llama bastante la atención viniendo de un hombre como es Jesús. Una sorpresa me llevo al ver que todos estos van sobre vampiros y todo lo relacionado con estos seres inhumanos, joder ¿por qué Jesús querría tener tantos libros sobre esto?
Abro uno de ellos leyendo un poco sobre lo que explica sin comprenderlo bien y eso mismo repito con varios de los ejemplares que él tiene aquí en un inmensa librería.
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-¿Qué haces mirando mis cosas? -pregunta frío.
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La rosa negra
VampireLa mujer más sencilla que puedas encontrar, universitaria de dieciocho años en Madrid a la cual su padre abandonó hace tres años provocando que su madre caiga en una profunda depresión choca con él, un abogado de veinticinco años el cual lo último q...