Capítulo 66

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Jesus Oviedo.
Viernes 10 de marzo, 18.00
°
Entro a la cafetería donde he quedado con Alberto, lo saludo amablemente y me siento frente a él pidiéndome un café.
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-¿Qué tal? -pregunta.
-He sido borde con ella, le he dicho que entre nosotros nada pasó y... Bueno, sentí su molestia pero seguimos trabajando, quiera o no ella va a tener que estar pegada a mi durante estos meses pues yo soy el que la ayuda con las prácticas. -digo serio.
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Froto mis ojos, Alberto toca mi brazo y suspiro.
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-Ya está, seguiré con mi papel de que jamás sentí nada por ella... Es lo mejor. -digo serio.
-Jesus, sé que la amas pero no puedes arriesgar a que ella enferme de esa manera. -dice.
-¿Y si la muerdo? -pregunto.
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Agita su cabeza.
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-Dependería de ti de por vida, tendría que estar a tu lado para toda la vida y... Joder, sé que suena perfecto pero si la muerdes y te separas de ella más de dos días morirá.. En cuanto muerdes a un humano todo su organismo depende del vampiro. -explica.
-Pero yo he mordido a personas corrientes. -digo serio.
-No había sentimientos de por medio... El universo intenta alejar a los humanos de los vampiros a toda costa, nos rechazan de todas las maneras posibles. -dice serio.
-¿Por qué? -pregunto.
-Somos seres superiores. -asegura.
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Suspiro removiendo la cuchara en mi café y lo miro.
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-Necesito decirle la verdad. -murmuro.
-Aguanta. -suplica.
-¡Llevo tres años sin ella! -me pongo nervioso.
-¡Yo seis! -dice serio.
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Agito la cabeza y asiento calmandome.
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-Lo siento. -digo serio.
-No pidas perdón Oviedo, acepta que hay cosas en la vida que no pueden ser... Tú y mi hija no podéis estar juntos. -dice serio.
-Seguiré en mi misma posición. -murmuro.
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Él asiente, bebjo del café y cierro los ojos saturado.
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-Tengo que verla a diario. -murmuro.
-Piensa que todo es por su bien. -apoya.
-Ella aún me ama muchísimo, se atreve a decirme que estoy guapisimo... Mirame Alberto, estoy destrozado y tu hija tiene valor a decir eso. -sonrio como un imbecil.
-Estais muy enamorados. -asegura.
-Lo sé. -digo serio.
-Recuerdas todo de cuando la viste por primera vez ¿verdad? -pregunta.
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Asiento sonriendo.
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-Iba con un vestido rojo y pelo liso... Acompaña a una antigua amiga suya que quería conmigo... Las casualidades del mundo hicieron que Malala acabara conmigo. -digo sonriendo.
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Me mira tierno.
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-Te acuerdas de todo, exactamente como yo. -dice melancólico.
-Va a ser duro... Todo sin ella es diferente. -digo serio.
-Vas a poder, confío en ti. -susurra.

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