Capítulo 135

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Malala Lorenzo.
Martes 1 de Marzo. 14.40
°
Cierro el cazo con la tapadera para que la sopa se mantenga caliente, me apoyo en la encimera mirando la caja donde tengo mis pastillas y suspiro agobiada. Llevo días sin salir de casa, apenas tengo ánimo para darle un beso a mi niña, pero necesito trabajar, sentirme realizada aunque debo ser generosa y pensar en que no puedo joderle a alguien el juicio solo porque mentalmente estoy derrotada es muy complicado.
Escucho la puerta abrirse haciendo que vaya a ella para verlos, Rosa gatea hacia mi y la cojo en brazos sonriendo.
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-¿Cómo está mi niña? -pregunto.
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Ella junta sus manitas y sonrie. Veo como Jesús suelta su americana en el perchero, dejo a la bebé en el suelo y me acerco a él.
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-¿Cómo estás? -pregunto colocándole el cuello de la camisa.
-¿Cómo estás tú? -pregunta.
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Sonrio dulce.
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-Estoy bien cariño. -miento.
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Agarra mi mejilla, me besa con suavidad y toma la libertad de posar su mano en mi trasero.
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-A la niña le están saliendo colmillos. -susurra.
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Me quedo paralizada, miro a la bebé y suspiro.
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-Hay que llamar a mi padre. -digo seria.
-Cielo, como le salgan tan pronto nobpodra salir de casa hasta que pueda esconderlos. -comenta.
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Mi cabeza estalla haciendo que me apoye en su pecho, cierro los ojos y suspiro.
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-Llama a mi padre, explícale la situación, si hace falta que vengam a sevilla. -digo seria.
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Asiente, besa mi cabeza y va a coger a la bebé, de esta manera, aprovecho y me tomo el calmante para poder tranquilizar todo lo que me está torturando ahora mismo.
Sirvo la comida llevándola a la mesa en lo que él le da a Rosa la suya y la tumba en su sillón.
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-Te veo desorientada. -agarra mi mano cuando se sienta para comer.
-Necesito salir un poco de aquí, pero tampoco puedo trabajar y nose donde ir... Estoy saturada. -aseguro.
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La bebé comienza a llorar, corremos a ella y vemos en su boca los colmillos más salidos.
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-Tu padre tiene que venir aquí ya, esto puede ser muy duro para la niña como ko tenga rápida solución. -asegura.
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Llamo a mi padre dándole el teléfono a Jesús para que ellos, vampiros, se entiendan mejor.
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-Pero debes de venir... Yo no puedo hacer eso Alfonso, porfavor. -dice serio.
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Acaricio el rostro de mi hombre desde arriba pues él está agachado, besa mi ingle de una manera cariñosa y suspira.
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-Alfonso yo lo voy a hacerle eso. -asegura.
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Escucho a mi padre protestar y suspiro.
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-Vale, venga, mañana te esperamos aquí, gracias. -cuelga.
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Me agacho a su altura.
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-Mañana vienen, está noche cogen el coche. -explica.
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Froto mis ojos y me mira.
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-Todo acabara justo como no quería bebé. -dice serio.

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