Jesus Oviedo.
Miercoles 16 de Abril, 20.38
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Bajamos del coche para después entrar en su casa a la vez que intento relajarla cuando realmente yo estoy más confundido que ella ¿por qué están enviando notas que después pierden su mensaje?
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-Mama. -dice Mala abrazando a su madre.
-El mensaje se ha borrado, juro que aquí había algo escrito. -llora dandome el papel.
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Agarro el papel y frunzo el ceño observándolo intento llegar a la conclusión de que persona es capaz de hacer esto ¿persona o vampiro?
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-¿Estás segura? -ataca Malala molesta.
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Agarro a mi chica y me mira seria.
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-Creela, no sería capaz de ver cosas donde nos la haya. -digo serio.
-¡No hay nada escrito Jesús! -alza la voz.
-Eso no te dice que no lo hubiera. -reprocho.
-Había algo escrito. -insiste ella.
-¿Qué ponía señora? -pregunto.
-Perdoname. -dice seria.
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Malala rie irónica y yo cojo aire.
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-Malala, cree a tu madre. -ataco.
-¿Qué quieres que crea? -alza la voz.
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Mueve la cabeza y suspiro.
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-Hija, jamás me inventaria tal cosa. -asegura.
-Alguien se está haciendo pasar por mi padre. -asegura.
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Estoy convencido que el causante de las dos notas que yo he recibido y está que tengo en mis manos es el padre de Malala, juraría que quiere ponerse en contacto con ellas de alguna manera y yo soy su única solución ¿acaso las abandonó porque no podía quedarse con ellas?
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-Es mejor que os senteis y calmeis, yo busco quien ha escrito esto. -digo serio.
-No quiero darte más trabajo. -asegura la madre de Malala.
-Esto es no es nada, enserio, no se preocupe. -digo dulce.
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Mi chica me mira pero sale al jardín trasero realmente agobiada.
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-No me cree. -suspira.
-Dejeme hablar con ella, la creerá. -aseguro.
-Tuteame porfavor, si ya eres de la familia. -sonrie.
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Sonrio tierno y salgo al jardín viendola llorar.
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-Bebé. -murmuro.
-¿No vez que se está volviendo loca? -llora.
-Dejame enviarlas a laboratorio y que vean que ahí ahí realmente. -propongo.
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Se acerca a mi tomando mi mano.
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-No quiero que empeore su depresión Jesús. -dice triste.
-No empeorará, estoy seguro. -tocó su mejilla.
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Se hunde en mi pecho y lleno este de aire pensando en la larga noche de investigación que me queda.
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La rosa negra
VampirosLa mujer más sencilla que puedas encontrar, universitaria de dieciocho años en Madrid a la cual su padre abandonó hace tres años provocando que su madre caiga en una profunda depresión choca con él, un abogado de veinticinco años el cual lo último q...