Malala Lorenzo.
Sábado 18 de marzo, 21.00
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Aparco el coche junto la puerta de su casa, bajo de este agarrando la copa de vino y lleno mi pecho aire envalentonandome ¿como puedo tener la cara de venir a su casa después de tres años?
Toco al timbre un par de veces sintiéndome cada vez más nerviosa y cuando abre la puerta su rostro se descompone por completo al verme aquí.
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-Quería darle esto. -murmuro.
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Mira la botella de vino, sonrie dulce agarrando la y niega con la cabeza.
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-¿Aún te gusta ese vino? -pregunto.
-Llevo años sin beberlo, pero me encanta aún. -confiesa.
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Miro sus ojos brillantes y sonrio dulce.
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-Quería darte ese detalle... Yo... Ya me marcho. -digo dulce.
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Me giro lentamente pero su mano me agarra, me giro y llena su pecho de aire.
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-Gracias. -murmura.
-No ha sido nada, te lo doy para que recuerdes si solo fue sexo o hubo algo más entre nosotros. -reprocho.
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Me mira sonriendo melancólico y encoje sus hombros.
~
-¿Me marcho? -pregunto.
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Me suelto asintiendo, observo su expresión decepcionada pero camino al coche firme pese que estoy destrozada por dentro.
"Bebetela conmigo" "quedate aquí un rato" "necesitamos hablar" es cualquiera de todas las frases que me hubiese esperado escuchar de sus labios.. Joder, necesito que él este conmigo, necesito una explicación, la de verdad pues llevo tres años matandome a mi misma en busca de un por qué.
°
Jesus Oviedo.
Miro la botella de vino medio vacía, cierro los ojos apoyandome en el respaldo del sillón y froto mis ojos notando como el alcohol me hace efecto.
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-Quería que te quedases bebé, te lo juro. -murmuro.
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Acaricio el marco que tiene nuestra foto, sonrio entre las lágrimas convenciendome que todo esto es por ella, para que Malala siga viva.
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-Todo es por ti. -miro la foto.
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Agarro mi teléfono viendo una llamada de Alberto pero le cuelgo: no quiero hablar con nadie.
Me sirvo otra copa de vino, cierro los ojos en el mismo sillón y su imagen aparece en los oscuro... Su cabello, sonrisa, su piel, sus labios... Sus besos, la manera en la que habla y la suavidad de sus dedos.
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-Te amo. -murmuro quedando dormido.

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La rosa negra
VampirosLa mujer más sencilla que puedas encontrar, universitaria de dieciocho años en Madrid a la cual su padre abandonó hace tres años provocando que su madre caiga en una profunda depresión choca con él, un abogado de veinticinco años el cual lo último q...