Capítulo 68

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Jesus Oviedo.
Lunes 13 de marzo, 10.00
°
Malala entra al despacho tras media hora informándose sobre el caso en el despacho de al lado, me mira frunciendo el ceño y me muestra un informe.
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-¿Esto qué quiere decir? -me señala uno de los puntos.
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Frunzo el ceño leyéndolo.
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-Estará toda su vida en la cárcel, lo dice con palabras técnicas... En realidad es la peor condena aquí en España. -explico.
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Asiente apuntandolo en un cuaderno y me pongo en pie intentando colocar bien mi corbata pues hace meses que no le hago el nudo y está realmente mal. Ella me mira y se acerca algo cortada a mi.
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-¿Puedo ayudarle? -pregunta.
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La miro serio aunque mi interior se la está comiendo a besos, joder, esto es muy duro.
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-Porfavor. -digo serio.
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Lleva sus dedos a mi cuello deshaciendo el nudo de la corbata y la observo desde esta corta distancia.
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-Estaba muy mal hecho señor. -intenta sonar dulce, quiere romper el muro que yo he creado.
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Ese "señor" me tortura la cabeza recordando su rostro de miedo al ver en mi coche las marcas que las esposas dejaron en su muñeca aquella primera vez... Joder Oviedo.
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-Llevaba meses ahí, no lo quité. -explico desganado.
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Ella sonrie tierna acabandolo y pasa la yema de sus dedos por mi cuello observando la zona.
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-Debemos marcharnos. -digo firme.
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Ella asiente alejándose y agarra los informes junto su cuaderno.
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-¿Vamos? -pregunta.
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Asiento agarrando mi americana y salimos de la sede camino a mi coche, ella se sienta en el lado del copiloto haciendo que miles de recuerdos vengan a mi mente.
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-Esto sigue igual. -dice mirando el coche.
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Asiento firme, lleno mi pecho de aire pensando en todo lo que le cause la última vez que Malala se montó conmigo en un coche.
Conduzco en absoluto silencio en lo que ella escribe en el cuaderno donde coje apuntes y la observo cuando paro en un semáforo.
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-¿Qué haces? -pregunto.
-Poner con mis palabras lo que viene en el informe. -explica.
-Un diccionario. -bromeo.
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Ella rie dulce asintiendo.
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-Más o menos. -sonrie.
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Continúo conduciendo mirando fijo a la carretera pero veo como desbloquea su teléfono teniendo de fondo una de nuestras fotos.
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-¿Aún tienes las fotos? -pregunto.
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Asiente.
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-Me traían bonitos recuerdos cuando tú no estabas. -susurra tierna. -Tal vez solo fue sexo para ti pero tu fuiste una vida entera para mi. -dice rota.
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Presiono mis manos al volante y lleno mi pecho de aire.
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-Es preciosa la foto, eso si es cierto. -digo serio.
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Ella sonrie acariciando la pantalla y asiente.
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-Sí que lo es. -dice melancolica.
-En tres años te has hecho una mujer. -aseguro.
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Coloca su cabello tras la oreja en lo que yo aparco y muerde su labio.
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-A ti los treinta te sientan genial. -dice.
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Muevo la cabeza negando bajandome del coche.
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-Estoy estropeado, eso lose. -agarro mi maletin.
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Ella se mantiene callada pues puedo imaginar su respuesta y lo último que quiere ahora mismo es decirme algo bonito tras el corte que le he dado hace un rato en mi despacho... Ella no va a parar hasta que vuelva a mis brazos y ojalá pudiera volver a mis brazos pero las cosas a mi jamás me salen bien y, claro, si me enamoro va a ser de la persona más imposible del mundo.

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