Jesus Oviedo.
Viernes 10 de marzo, 8.26
°
Ella coje aire.
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-Bien, normal. -dice seria.
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La distancia que nos separa es escasa y siento como mi cuerpo tiembla al son del suyo.
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-¿Y tú? -pregunta.
-Ahora mismo genial. -susurro.
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Rie irónica.
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-¿Qué ha sido de ti estos tres años? -pregunta.
-¿Qué ha sido de ti? -ignoro mi respuesta.
-Yo he preguntado primero. -dice seria.
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Mira a nuestro alrededor, agarra mi brazo con suavidad y observa mis ojos.
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-He estado trabajando... Nose, la vida que tenía antes que llegases tú. -explico.
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Baja la cabeza frustrada y paso mi lengua por los labios.
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-Debería odiarte pero... -el sonido de los estudiantes la calla.
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Suelta mi brazo para acercarse a sus compañeros y agito mi cabeza intentando volver a la realidad.
Les hago un tour por toda la sede explicándoles rincón a rincón todo, desde las primeras oficinas hasta la sala donde tenemos reuniones con la familia de los presos, las personas encargadas de gestionar los días de juicios, todo el equipo que ayuda psicológicamente a la familia... Realmente he conseguido llegar bastante lejos desde que empecé.
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-Necesito que me deis el papel donde explica vuestra especialidades. -digo serio una vez los meto en mi despacho.
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Observo cada papel y maldigo en silencio cuando leo que ella está especializándose en delitos mayores. La miro y no basta decir nada más pues ella comprende qué significa esa mirada.
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-Señorita Lorenzo, espere aquí. -pido poniendome en pie.
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Presento a cada uno de sus compañeros a la persona con la que estarán haciendo las prácticas, veo a Alberto en la puerta de la sede y me acerco rápido.
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-Largate, ella está ahí dentro. -digo serio.
-¡No le hace bien estar cerca tuya! -dice serio.
-¡Lose, lose! -suspiro saturado
-Sé borde, cortante... Recuerda que le dijiste que nunca la amaste. -dice serio.
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Suspiro y asiento.
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-A la tarde te llamo. -digo tenso.
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Entro rápidamente al despacho y ella se pone en pie.
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-¿Lo has hecho queriendo? -pregunta.
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Agito la cabeza.
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-Delitos mayores, es justo mi especialidad. -digo serio.
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Asiente.
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-Ven, te mostraré un caso. -digo serio.
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Le muestro el caso del próximo juicio, ella atiende realmente seria mientras explico todo lo que el acusado hizo y lo que la defensa pide.
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11.00
Acabo de mostrarle como va el código penal en rasgos más cercanos a la hora de dictar una sentencia y me mira.
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-¿Podemos frenar, señor? -pregunta.
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Asiento firme y me pongo en pie serio, Malala se queda sentada en la silla y coje aire.
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-Ha pasado mucho tiempo. -dice ella.
-Tres años. -digo serio.
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Se pone en pie para agarrar su bolso y la observo.
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-Pareces otro. -confiesa.
-Soy el mismo cabrón de siempre. -digo frio.
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Suelta el bolso pues ha encontrado la carpeta y encoje sus hombros.
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-Me alegro que todo siga igual. -dice dolida.
-Nada pasó entre nosotros y... Nose, ha pasado mucho tiempo. -digo palabras que ni yo mismo creo.
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Me mira fría y suelta la carpeta realmente molesta.
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La rosa negra
Про вампировLa mujer más sencilla que puedas encontrar, universitaria de dieciocho años en Madrid a la cual su padre abandonó hace tres años provocando que su madre caiga en una profunda depresión choca con él, un abogado de veinticinco años el cual lo último q...