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Changwook cerró la carpeta y se acomodó sobre el respaldo del sofá. Estaba terminando de preparar unos exámenes para sus alumnos, pero su cuerpo no parecía estar por la labor de contribuir al esfuerzo. El hombre cerró los ojos cansado; había días en los que podía trabajar sin problemas y otros en los que no conseguía terminar las cosas más sencillas.

¿De cuánto tiempo disponía antes de tener que renunciar a su empleo? ¿Y cuánto tiempo le quedaba antes de acabar bajo tierra? Changwook desechó esos pensamientos cuando oyó pasos aproximándose hacia él

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¿De cuánto tiempo disponía antes de tener que renunciar a su empleo? ¿Y cuánto tiempo le quedaba antes de acabar bajo tierra? Changwook desechó esos pensamientos cuando oyó pasos aproximándose hacia él.

—He preparado un té de hierbas riquísimo— Taehyung dejó la taza sobre la mesa y le sonrió entusiasmado —¿Lo hueles? Me encanta el aroma que desprende.

—Huele bien— Changwook se dejó contagiar por su sonrisa —Me gusta verte feliz.

—¿Te gusta?— Taehyung tomó una manta azul y se la colocó sobre los hombros —Pues ahora que vivimos bajo el mismo techo te vas a hartar de verme feliz.

—Nunca me cansaré de eso— el hombre sonrió genuinamente. La felicidad que desprendía Taehyung era su fuente de energía. Cualquier dolor era menor cuando le veía sonreír —¿Cuándo es tu próximo viaje a la península?

—En unos días, pero no iré— se sentó sobre el apoyabrazos del sofá —Minho-sae se encargará por mí.

—No te has perdido ni un solo viaje desde que estás al mando— Changwook se sintió desconcertado por la noticia —¿Por qué no quieres ir?

—Eres mi prioridad, hyung— el menor se inclinó y le dio un beso en la frente —Ahora solo quiero estar contigo.

—¿Estás seguro?— preguntó dubitativo —Puedo quedarme con alguien si así estás más tranquilo. No quiero que dejes de hacer tus cosas por culpa de mi enfermedad.

—¿Tan raro te resulta que quiera quedarme contigo?— le pinchó la mejilla con el dedo índice —No me estoy perdiendo nada, solo estoy eligiendo lo que deseo hacer— Taehyung cogió la taza que tenía un dibujo de un oso panda y se la entregó con cuidado —Anda, prueba el té. 

El director tomó un sorbo ante la atenta mirada de su novio.

—Está muy bueno.

—¿Ves?— apuntó emocionado —Te lo he dicho, hyung.

—Y como siempre llevas razón.

Taehyung volvió a dejar la taza sobre la mesa y le regaló su sonrisa más brillante. El joven se había prometido a sí mismo a no volver a llorar delante de él. No quería hacerle sentir mal ni preocuparle en exceso. Aunque la situación era difícil, debía mostrar la mejor versión de sí mismo para que Changwook pudiera sentir todo su calor.

—¿Encontraste el libro que querías?

—No, pero mira con qué me topé en la biblioteca— el menor se agachó y rebuscó en su maletín hasta dar con un libro de tapa azul —¿Te suena?

Retrouvailles | ⁴Donde viven las historias. Descúbrelo ahora