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Taehyung sacó la última caja del furgón y se la entregó a uno de sus hombres para que la subiera a bordo. Habían podido desembarcar en un muelle, lo que hacía el proceso de carga mucho más sencillo. No siempre era así, la mayoría de las veces tenían que dejar el barco a unas millas y trasladar la mercancía mediante botes o lanchas.

Taehyung cerró la puerta del vehículo y desvió la mirada hacia Jungkook, que estaba vigilando la zona con Lee Minho. El maknae se había unido recientemente al equipo de expedición y esa era su primera misión.

—No quiero vigilarte, Tae. Sé que eres el jefe y respeto el trabajo que haces— le había dicho una semana antes, tras salir de la ducha —Solo quiero ser parte del grupo. He pasado mucho tiempo en la península y sé que puedo ser de ayuda.

—¿De verdad quieres volver a ese lugar?— cuestionó dubitativo —¿No es mejor que te quedes en Inyeon?

—No me da miedo volver— Jungkook se acercó y le tocó el rostro —Quiero ir contigo. Déjame, por favor.

—De acuerdo, pero tendrás que seguir mis órdenes. ¿Crees que serás capaz?

—Las sigo en la cama— le susurró al oído —También podrás mandarme fuera de ella.

Taehyung sonrió al pensar en aquella conversación y en lo que sucedió después contra la pared del baño.

El joven abrió el maletero del siguiente vehículo y continuó descargando más cajas sin tener que preocuparse por los infectados. Jungkook y Minho tenían todo bajo control. Se habían coordinado perfectamente y existía un buen entendimiento entre ambos.

Aunque Minho era mucho mayor que Jungkook y estaba al mando, no le daba órdenes como cabría de esperar. Le había explicado cómo debían abordar la defensa, pero aceptaba sugerencias de su parte.

A Jungkook le sorprendió su actitud, sobre todo porque Minho parecía una persona intimidante. Pronto notó que esa frialdad era fachada y que en realidad era un hombre muy considerado.

Entre los dos habían matado a once infectados mientras los demás se encargaban de cargar el barco. Minho tenía la costumbre de trazar una línea en el terreno y de ahí no dejaba pasar a nadie. A Jungkook le fascinó esa idea y también la seguridad que tenía en sí mismo. Era la clase de compañero en quien podía confiar sin tener que estar pendiente de él en cada momento.

Minatozaki Sana bajó del barco y se dirigió inmediatamente hacia Taehyung.

—¿Falta mucho?

—Quedan dos vehículos más— contestó él.

—Al regresar del almacén he visto una cabaña muy cerca de aquí. ¿Quieres que vaya a echar un vistazo?

Taehyung cerró el maletero del coche.

—Iré yo. Encárgate de que suban el resto a bordo.

—Entendido.

Taehyung cogió el arma mientras Sana le indicaba dónde se encontraba la cabaña. Tras colgarse la ballesta del hombro caminó hasta alcanzar a su novio y le dio un golpecito en la espalda.

—Voy a inspeccionar una cabaña cerca de aquí.

—¿Quieres que vaya contigo?

—Sí— le contestó a Jungkook y después miró a Minho —Protege a los demás mientras estamos fuera.

—Si no regresáis en una hora, iré a buscaros. Cuida del jefe, novato.

—No necesitamos tanto tiempo— el maknae se encogió de hombros —Y no temas, lo cuidaré mejor que tú.

Retrouvailles | ⁴Donde viven las historias. Descúbrelo ahora