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Yoongi entró en el hospital con la esperanza de volver a ver a su hijo, pero cuando se encontró a Taehyung, Jungkook y Eunha llorando en el vestíbulo, su mente se bloqueó de inmediato.

—Hyung...

La voz del maknae advirtió a los demás de que alguien había llegado. Taehyung se giró hacia él y quedó muy impactado por el aspecto que presentaba su hermano. La herida que tenía en el ojo había dejado de sangrar, pero su rostro, cuello, brazos y manos, estaban cubiertos de sangre. Alrededor del antebrazo llevaba un vendaje de un color tan rojo, que Taehyung pensó que debía tratarse de una herida muy seria.

Jungkook notó que tenía esa típica mirada que solían poner las personas cuando eran conscientes de que había ocurrido algo grave y al mismo tiempo deseaban equivocarse.

—¿Jimin o Junggi?— fue lo único que preguntó. Sabía que Sungjae también estaba herido, pero por alguna extraña razón tuvo la impresión de que sus lágrimas no iban dirigidas hacia él.

Eunha no pudo aguantar el llanto y se cubrió el rostro con ambas manos. Jungkook quiso alzarse del suelo, abrazar a Yoongi y responder a su pregunta, pero se quedó paralizado. No podía asimilar la muerte de su hermano. Se negaba rotundamente. Y decirlo en voz alta sería como admitir que Jimin se había ido, algo que no estaba dispuesto a hacer.

Taehyung fue el único que se acercó a Yoongi. Mientras se aproximaba lentamente hacia él, pensó en cómo debía darle una noticia tan trágica. ¿Existía alguna forma suave de explicarle a un ser querido que su marido había muerto? El dolor que estaba a punto de infligirle a su propio hermano era devastador.

—Lo siento mucho, hyung...

—Por favor...— la mirada de Taehyung cortó su respiración —Por favor, dime quién...

—MinMin...

A Yoongi le tomó unos segundos procesar la respuesta de su hermano. No estaba preparado para dejar ir a ninguno de los dos, pero la vida había decidido llevarse a Jimin de su lado.

Taehyung lo agarró de cintura y brazos cuando lo notó flaquear. Tenía una herida horrible en el ojo y cortes en otras partes del cuerpo, pero el dolor de su corazón era mucho más profundo que cualquier incisión.

—Lo siento mucho— sollozó Taehyung mientras lo abrazaba —Lo siento mucho...

Yoongi no lo escuchó, solo oyó un extraño pitido a lo lejos, probablemente por el shock. Podía ver la mirada desesperada de Jungkook y a Eunha buscando consuelo entre sus brazos, pero no podía entender las palabras que le decía su hermano.

Yoongi recordó la primera vez que vio a Jimin bajando del coche de Seokjin. Para él, había sido amor a primera vista, aunque su pasado tormentoso no se lo dejó ver hasta más adelante.

El tiempo que pasaron juntos en la casa de la montaña fue de los más felices de su vida. Conocer a Jimin, pasar días enteros con él, cuidando de sus hermanos y haciendo cosas juntos, le permitió descubrir una parte suya que desconocía.

Jimin le abrió la puerta al amor de pareja, pero también al amor propio. Le dio cariño, apoyo y comprensión de una manera sincera y genuina. Le hizo sentir importante, alguien válido, a quien amar y a quien respetar, a pesar de su pasado.

Sin Jimin, no habría llegado tan lejos. Sin Jimin, no habría soportado las humillaciones en el búnker, el viaje tan peligroso por Busan o su estancia en la península. Tenerlo en su vida le hacía más fuerte y mejor persona.

Y ahora, el amor de su vida se había ido. Su compañero ya no estaba. La persona con la que soñaba envejecer había muerto por su culpa, por no haber tomado la decisión correcta. Si hubiera tomado la decisión correcta, Jimin seguiría vivo, Junggi tendría a su padre y Hoseok estaría con ellos.

Retrouvailles | ⁴Donde viven las historias. Descúbrelo ahora