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Jimin le dio un último toque a su cabello estrujándolo con las manos y echándolo hacia atrás. Algunos mechones le cayeron sobre la frente, dándole un toque desenfadado y sensual.

—Como sigas mirándome me vas a desgastar— el menor alzó la vista justo cuando Yoongi apartó la suya —¿En qué estás pensando?

—En nada.

—¿Seguro?— Jimin frunció el ceño con cierta desconfianza —Tienes cara de "tengo un novio tan guapo que no me creo la suerte que tengo."

Yoongi sonrió por su ocurrencia, contagiando a su pareja con su sonrisa.

—Gracias por acceder a esto, Yoon. Sé que puede ser un poco abrumador, pero creo que te vendrá bien estar con más gente.

—No te preocupes, estoy bien. Es solo que a veces tengo la sensación de estar soñando— Yoongi le tocó el rostro con mucho amor —¿Y si me he dado un golpe en la cabeza y sigo en la península? ¿Y si todo esto no es real? ¿Y si estoy en coma?

—¿La manera en la que me hiciste anoche el amor no te pareció real?— Jimin arqueó una ceja y la expresión que puso el menor le hizo sonreír —Es comprensible que estés algo desubicado, en unas semanas ya no te sentirás así.

Yoongi sabía que tenía razón. La terapia le estaba ayudando a aceptar su pasado y afrontar su presente, pero también le estaba ayudando a adaptarse a la isla. En algún momento dejaría de sentir esa presión incómoda con la que convivía desde que había regresado a Inyeon.

El timbre sonó y la pareja se giró hacia la puerta del dormitorio.

—Voy a acostar a Junggi mientras recibes a los invitados.

—Tómate tu tiempo— Jimin le dio un beso en la boca —Me gusta cuando estáis juntos.

Yoongi sonrió. A él también le gustaba pasar tiempo con Junggi. Disfrutaba mucho de su compañía y era recíproco porque el niño también lo buscaba constantemente para estar con él.

La pareja salió del dormitorio y se encontró a Jungkook en el pasillo. El maknae se fijó en la ropa que vestían; Yoongi llevaba un pantalón negro y un jersey de cuello barco de color celeste, mientras Jimin había optado por un pantalón negro con un cinturón fino y una camisa dorada metida por dentro del pantalón.

Al menor le seguía pareciendo extraño cuando los veía así, dado que en la península no solían ponerse ropa elegante, aunque claro, ya no estaban en las mismas circunstancias y la realidad en la isla era muy diferente. Verles bien peinados, aseados y vestidos le dio cierta sensación de normalidad, algo que no había sido habitual en los últimos años.

—Estáis muy guapos.

—Tú sí que estás guapo— Jimin le apretó el brazo suavemente —Menos mal que el mundo se ha ido a la porra o tendría que ahuyentar a tus pretendientes a balazos.

—Eres un exagerado, hyung— se rió un poco avergonzado —¿Quieres que vaya a abrir la puerta?

—No, ya me encargo yo.

Yoongi contempló a Jungkook detenidamente. Hacía tiempo que no le veía vistiendo una camisa naranja de tono pastel. Los primeros botones estaban desabrochados y los jeans grises y rotos le daban un aire informal, muy diferente a como solía verse en la península.

—¿No es de locos?— comentó Jungkook sin separarse de la barandilla —Hace poco dormíamos en cualquier sitio y comíamos de lo que nos encontrábamos y ahora... Parece una broma que vayamos a dar una fiesta.

—Ni que lo digas— Yoongi miró hacia la entrada al oír la voz de Eunha —Vamos a necesitar un poco más de tiempo para adaptarnos a esta buena vida.

Retrouvailles | ⁴Donde viven las historias. Descúbrelo ahora