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Enfrente de ellos se alzaba un pueblo oculto por la vegetación de la isla. Las casas individuales lucían todas iguales y parecían estar hechas de madera. Las placas solares con las que estaban equipadas llamaron inmediatamente la atención de Jimin. Yoongi se fijó en los tanques de agua que tenían a un lateral; el chico dio por sentado que servían para almacenar la lluvia.

Taehyung señaló hacia los ventanales. Eran enormes y tenían las cortinas abiertas, por lo que se podía observar el interior de las viviendas. Hoseok se sorprendió al ver a la gente hablando, comiendo y riendo sin aparente preocupación.

—Tenemos que caminar un poco más— explicó Beomgyu —El concejo se encuentra al otro lado.

Jungkook comenzó a seguir al muchacho sin apartar la vista de aquellas personas. La calma que transmitían le parecía muy extraña. Eunha la sintió incluso inapropiada. ¿Cómo podían mostrarse tan despreocupados? ¿Acaso desconocían lo que sucedía fuera de la isla?

A los pocos pasos se toparon con una pareja de ancianos. El hombre se detuvo en seco, agarrando a su mujer por el brazo. Yoongi se tensó inmediatamente, consciente de que podrían tomarse su presencia como una amenaza.

—Beomgyu, ¿y esas personas?— preguntó el anciano interesado.

—Vienen de la península— respondió educadamente.

—¿De la península?— la mujer se llevó la mano a la boca —Deberíais daros una ducha, estáis muy sucios— se percató —¡Oh, santo cielo! Primero necesitáis comer. Os veo en los huesos.

Los jóvenes se sorprendieron por la preocupación de la anciana. Taehyung y Jungkook incluso intercambiaron una mirada de incredulidad.

—Voy a llevarlos con el concejo, Señora Sobong.

—Entonces iré preparando algo nutritivo— aseguró la mujer —Vamos cariño, tengo que ponerme a cocinar ahora mismo.

—Señora, no se moleste— intervino Eunha —Nosotros...

—Hija, si mi esposa dice que va a hacer algo, no hay fuerza terrestre capaz de detenerla— apuntó el hombre entre risas —Créeme, lo sé muy bien.

La muchacha no supo qué decir. Eunha se sintió conmovida por cómo aquella mujer, que no los conocía de nada, se había ofrecido a hacerles algo de comer. Pero también le daba pena molestarla, dada su avanzada edad.

Yoongi y Jimin apenas salían de su asombro. En el búnker trataron de impedirles la entrada y aquí sin embargo les estaban recibiendo con los brazos abiertos.

—No nos envenenarán, ¿no?— le susurró Jungkook a Yoongi —No me parece normal que sean tan amables.

—Mantén los ojos bien abiertos— respondió en voz baja —Yo tampoco me fío ni un pelo.

Beomgyu se despidió de la pareja, asegurándoles que iría a recoger la comida en breve. Luego prosiguieron el camino, pasando por un parque en el que varios niños jugaban al pilla pilla. Los menores ni siquiera se percataron de la presencia del grupo, estaban tan inmersos en su juego que no prestaron la menor atención.

Hoseok y Taehyung se detuvieron un instante, asombrados por aquella imagen.

Cuando llegaron al centro del pueblo, la gente comenzó a mirarles. Algunos incluso les señalaban. Eunha se sintió algo intimidada por la cantidad de personas que los observaban. La muchacha apretó a Mellie contra su pecho, tratando de protegerla de las miradas. 

Lo que más desconcertó a Yoongi sin embargo fue que ninguno de los presentes los confrontara. Solo permanecían alejados, mirándoles con rostros de sorpresa y curiosidad.

Retrouvailles | ⁴Donde viven las historias. Descúbrelo ahora