Al día siguiente, Taeju acudió al parque para compartir con Junggi sus impresiones sobre el segundo tomo que le había entregado. El niño estaba convencido de que después de unas cuantas veces, Junggi se iba a aburrir de él y lo iba a dejar en paz.
Para su sorpresa, ese encuentro diario se convirtió pronto en una rutina. Al principio, Taeju lo hacía con desgana, pero poco a poco se fue sintiendo más cómodo con él, y cuando se quiso dar cuenta, salía corriendo a encontrarse con su único amigo.
A Junggi le gustaba su entusiasmo, pero sobre todo le gustaba su franqueza. Taeju no se andaba con rodeos, era muy directo y por eso le agradaba su compañía, porque sabía que le gustaba estar con él. A diferencia de los demás, Taeju nunca fingía interés o afecto.
El menor aceptó su amistad una semana después de su primera cita en el parque. Ese día llovía a cántaros y por eso Junggi dio por sentado que no iría, pero, mientras estaba en casa, escuchando tocar a Yoongi el piano, tuvo un extraño presentimiento y por eso se las ingenió para escaquearse sin que lo viera.
Cuando Junggi llegó al parque, Taeju estaba sentado en el columpio, esperando bajo la lluvia. El mismo niño que en los primeros días le ponía mala cara, que le decía descaradamente que no quería estar con él, había estado esperando bajo la lluvia para verlo.
—Has tardado— fue lo que le dijo, empapado de pies a cabeza, pero con una enorme sonrisa en el rostro. Y Junggi supo ese día, con certeza además, que Taeju era el chico por el que había estado esperando.
Esa fue la primera vez en la que Taeju aceptó ir a su casa. Cuando Yoongi los vio en la entrada, empapados de pies a cabeza y riéndose como si hubieran cometido la mejor de las travesuras, sintió un fuerte vuelco en el corazón. Bien sabía lo mucho que Junggi había anhelado tener un amigo.
Aunque los niños no iban a las mismas clases, sí coincidían en las que impartía Yoongi. Además, los dos tenían el privilegio de contar con Jungkook, que también los entrenaba en su tiempo libre.
La vida de Taeju mejoró en todos los sentidos. Gracias a su amistad con Junggi, comenzó a tomarse los estudios más en serio, lo que fue un alivio para Taehyung. Su sobrino tenía clases particulares y su hijo, para estar con él y no quedarse atrás, dado que su mejor amigo era muy inteligente, también se apuntó a todas ellas.
Aunque a los ocho años su mayor interés estaba en aprender a defenderse de los chicos que lo acosaban, pronto se dio cuenta de que lo que más quería en el mundo, era proteger a sus seres queridos.
Para Taeju, Jungkook era su ejemplo a seguir. Cada vez que lo veía con el uniforme puesto, deseaba ser como él. Y como nunca podría superar a Junggi en conocimientos, había decidido ser mejor que él en todo lo físico. Gracias a esa determinación, a los diez años ya podía manejar varias armas y luchar cuerpo a cuerpo.
Taeju anhelaba tener su propia katana. Siempre que veía la de su padre colgada de la pared del salón, se la pedía para su undécimo cumpleaños. Jungkook había prometido hacérsela para que pudiera practicar con ella, pero Taehyung se negó, alegando que todavía le faltaba madurez para utilizar una de verdad.
Y la lectura de Taehyung fue acertada, sobre todo tras el incidente que ocurrió poco después.
A Taeju le gustaba trepar por los árboles, tumbarse en una rama y observar el pueblo desde lo alto. En ocasiones, cuando Sohee invitaba a Yeji a casa y las dos se ponían a armar jaleo, se subía al árbol más alto de la isla para leer Naruto en silencio.
El día del incidente, Taeju estaba releyendo su capítulo favorito sobre un árbol de la zona residencial. Cuando oyó una voz muy familiar, bajó la mirada y vio a Junggi paseando por la calle con una chica.
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Retrouvailles | ⁴
HorrorContinuación de EVANESCENTE. ▪️Género: Drama | Terror | Acción | Romance ▪️Inicio: 16/09/19 ▪️Final: 25/04/24 ▪️ Capítulos: 130 ▪️ + 2 especiales (Mangata & 130) ▪️Portada: ethereal-mxxn ▪️+18 | Lemon | Versátil ▪️Historia original | No permito...