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Durante el primer año de la muerte de Min Yoongi, Jimin se mantuvo fuerte por sus hijos. Cada día estuvo pendiente de Junggi y de Yeji, pero sobre todo de Jjin, quien cayó en una profunda depresión a causa de la pérdida de su padre.

La paciencia, el cariño y el apoyo que recibió de Jimin, fueron determinantes para que finalmente aceptara la ayuda de un profesional. Gracias a la terapia, Jjin se permitió sentir el dolor, reconocer sus sentimientos, perdonarse a sí mismo por todas las cosas que no había hecho o dicho, y después de meses de intenso trabajo, volver a una vida más o menos normal.

Claro que nada era fácil desde la muerte de Yoongi. Junggi añoraba mucho las conversaciones con su padre. Siempre habían debatido sobre temas profundos, sobre música clásica e incluso sobre ciencia. Yoongi le preguntaba frecuentemente acerca de su trabajo en el laboratorio y esas charlas que surgían espontáneamente, y que podían durar hasta horas, se habían convertido en un triste recuerdo.

De sus tres hijos, Yeji era la más parecida a Yoongi. Compartían el mismo sentido del humor, la misma templanza y lealtad hacia los suyos; y quizá, por esa similitud, lo buscaba cada vez que necesitaba un consejo. Desde niña, su padre siempre había estado dispuesto a escuchar sus problemas, a guiarla en su camino y a abrazarla cuando tenía un mal día. Tener que vivir con la ausencia de alguien tan importante, había dejado una herida difícil de sanar.

Lo mismo le ocurría a Jjin. Eran muchos los recuerdos que compartía con Yoongi. Los baños en la playa, los entrenamientos en el bosque, los abrazos por las noches o los cuentos que le leía desde niño; Yoongi no era solo su padre, era su ejemplo a seguir. Era la persona a la que más admiraba en el mundo, y perder a un pilar tan fundamental en su vida, ocasionó que se perdiera a sí mismo.

Jimin hacía todo lo posible por ser el padre que necesitaban sus hijos. Yeji solía hablar de Yoongi con él, no ocultaba lo mucho que lo extrañaba y muchas veces lo buscaba para que compartiera sus sentimientos con ella. Junggi era mucho más comedido a la hora de hablar con Jimin, porque sabía que sufría en silencio y no deseaba cargarlo encima con su dolor. Jjin, en cambio, era incapaz de nombrar a su padre sin romper a llorar, por eso trataba de huir de esa clase de conversaciones, hasta que acudió a terapia y comenzó a cambiar.

Las charlas que tuvieron con distintos psicólogos ayudaron a los tres a afrontar el luto y a abrirse entre ellos. Junggi no se distanció de su rol como hermano mayor y estuvo pendiente de Yeji y Jjin, lo que fue de gran ayuda para Jimin.

Aunque Jimin también acudió a terapia para servir de ejemplo, donde más consuelo halló fue en Taehyung y Jungkook. Hablar con ellos de su esposo le daba fuerzas, le tranquilizaba y le hacía sentir arropado y comprendido.

Lo mismo sentían los menores cuando estaban con Jimin. Taehyung había pasado gran parte de su vida con su hermano, y aunque en un momento dado tuvo que aprender por la fuerza a estar sin él, en esta ocasión lo afrontó de una forma diferente. Al principio le costó mucho esfuerzo asimilar que no iba a volver. A pesar de haber visto su cadáver, no fue hasta el cumpleaños de Yoongi cuando aceptó que lo había perdido para siempre.

Tener que vivir sin la persona que lo había criado, protegido y querido desde niño fue difícil para él, sobre todo en los primeros meses. Por eso su familia se volcó en apoyarlo, porque sabían que el vacío que había dejado su hermano era imposible de llenar.

Y aunque Jungkook se esforzaba en ayudar a todos, especialmente a su marido y a su hermano, a veces se sentía muy solo, sobre todo cuando iba a pescar cangrejos, una actividad que solía hacer con Yoongi. Desde los días en la península, Jungkook lo quería como a su propio hermano y aunque intentaba ser fuerte, lo extrañaba a cada rato.

Retrouvailles | ⁴Donde viven las historias. Descúbrelo ahora