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Hoseok se quedó observando un punto fijo mientras Seokjin y Namjoon desviaban la mirada de un lado a otro. Solo él podía sentir aquella misteriosa presencia, lo que era realmente desconcertante para ambos.

¿Se trataba de alguno de sus amigos? Habían decidido ignorar lo que estaba ocurriendo en Inyeon, pero tanta tensión les estaba creando muchas dudas.

Y entonces apareció, por el lado izquierdo de la casa, corriendo como el viento y con una expresión de felicidad que agitó el corazón de Hoseok.

—¡Mellie!

La perrita se lanzó sobre él con tal ímpetu, que cayó al suelo. Hoseok comenzó a reír mientras los demás presenciaban, atónitos, cómo le lamía el rostro.

Seokjin miró a Namjoon con la misma expresión de sorpresa que tenía el menor. Ni siquiera podía pensar en que la perrita había muerto. El simple hecho de ver a un animal allí, era más insólito que la muerte en sí.

Namjoon tampoco comprendía lo que estaba ocurriendo. Durante años asumió que existía otro lugar para los animales, un sitio al que eran enviados después de morir. ¿Pero entonces? ¿Cómo había encontrado Mellie la orbit de Seokjin?

—¿Qué haces tú aquí?— Hoseok la achuchó entre risas porque la perrita se había empeñado en lamerle todo el rostro —Sí, sí, yo también te quiero.

Seokjin hizo aparecer una tablet, pero Namjoon se la quitó de las manos.

—Que pase lo que tenga que pasar, hyung.

El mayor sabía que tenía razón, no obstante, era muy difícil mantener la calma. Hoseok y Mellie estaban muertos, esa era la cruda realidad, y quizá los demás estaban en grave peligro. ¿De verdad hacían bien en no implicarse?

—Esta situación me está generando mucha angustia— Seokjin quiso apoyarse en Namjoon, pero se contuvo por la presencia de Hoseok —¿Qué piensas de todo esto?

El menor no respondió, solo señaló hacia arriba. Seokjin alzó la mirada y se encontró, para su asombro, con varios pájaros revoloteando por el cielo.

—¿Qué cojones está pasando aquí, Namjoon?

Y la cosa no quedó ahí. Insectos como escarabajos, hormigas o mariposas, aparecieron por el huerto de Seokjin; incluso una abeja voló cerca de Namjoon, aunque se desentendió debido a las flores.

—¿No te cansas de darme besitos?— Hoseok limpió los ojitos de Mellie con mucho mimo —Yo también me alegro de verte, mi cachorrita.

La forma de dirigirse a ella llamó la atención de la pareja, sin embargo, lo que realmente dejó a ambos con la boca abierta fue el aspecto de Mellie. Lucía tan joven, que a Seokjin le recordó a la Mellie que encontró en el bosque.

Viéndolos juntos, sentados en el suelo, Namjoon comprendió por qué había tenido una sensación tan rara cuando le enseñó la casa. En ese momento no le dio tanta importancia, principalmente porque estaba con los sentimientos a flor de piel, pero Hoseok parecía volver a tener veintidós años.

—Tenéis cara de susto— dijo por cómo lo estaban mirando —¿Qué os pasa?

—Hobi, estás más joven... No es solo Mellie, tú también estás más joven...

—Lo sé, me he visto en el espejo— el pelirrojo comenzó a acariciar a la perrita detrás de las orejas —¿No es un efecto post-muerte? Pensé que era lo normal en El Umbral.

—¿Crees que es eso?— Seokjin se dirigió a Namjoon —Nosotros no envejecemos, siempre estamos igual, pero es posible que El Umbral rejuvenezca a la gente.

Retrouvailles | ⁴Donde viven las historias. Descúbrelo ahora