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El fuego se aproximaba y Taehyung no podía soltarse de la cuerda que lo mantenía atado a la columna de la juguetería. Sus gritos quedaron ahogados por el humo y su esperanza de salir de allí con vida, se hizo trizas cuando las llamas bloquearon todas las salidas.

Entre el fuego vio una extraña silueta que comenzó a caminar hacia él. Taehyung trató de ver de quién se trataba, pero no conseguía visualizarlo con nitidez. Solo cuando aquel misterioso hombre abandonó las llamas, solo entonces pudo ver su rostro.

—Hobi hyung...

El cuerpo de su amigo no estaba quemado, pero tampoco intacto. Se había convertido en un infectado de mirada fría, dura y hambrienta. El menor comenzó a sollozar desconsoladamente, pero Hoseok ignoró su desconsuelo y lo mordió en el cuello.

A Taehyung no le importó, ni siquiera se inmutó. Lo que lo despertó de aquella terrible pesadilla no fue la posibilidad de convertirse en un infectado, sino la aparición de Park Hyungsik. Inesperadamente, salió de entre las llamas y tras sonreírle con malicia, le pegó un tiro en la frente.

—¿Estás bien?

Taehyung desvió la vista hacia su izquierda. Changwook estaba sentado en una silla, justo al lado de la cama. El pecho todavía le subía y bajaba como si hubiera corrido una maratón.

—¿Hobi hyung...?

El director bajó la mirada e inmediatamente supo que la pesadilla era real. Su amigo había muerto, no entre las llamas, pero había muerto. Taehyung sintió un profundo pesar y aun así no fue capaz de soltar ni una sola lágrima. Era una sensación extraña, como si no pudiera aceptar que Hoseok ya no estaba.

—¿Cómo te encuentras?

Taehyung no respondió y Changwook notó que tenía la mirada perdida. Probablemente, seguía algo aturdido o desorientado, lo que no era de extrañar. Más allá de sus heridas físicas, había sufrido una pérdida muy importante y estar tan conmocionado era de lo más natural.

—¿Quieres ver a tu hija?

—¿Mi hija?— esa pregunta agitó el corazón del menor —¿Dónde está?

Changwook sabía que si alguien era capaz de sacarlo de ese estado de aturdimiento, esa era Sohee. El director dio la vuelta a la cama y Taehyung se sorprendió al ver que la cuna hospitalaria se encontraba justo a su derecha.

—Lo siento, cervatillo— se disculpó con gran pesar —Papá está un poco distraído.

Changwook la sacó de la cuna y Taehyung se incorporó para poder abrazarla. Tenía muchas ganas de ver a su hija, sentía que habían pasado días desde la última vez que la vio, aunque solo habían pasado horas.

—Le he dado el biberón hace media hora y después se ha quedado frita— Changwook la dejó con cuidado sobre su brazo sano —Duerme como una piedra, no se inmuta por nada.

—Eso lo ha sacado de su tío Yoon— Taehyung la apretó suavemente contra su mejilla —Siento haber tardado. Papá te ha echado mucho de menos.

Changwook le concedió un momento para que pudiera disfrutar de su hija. La tristeza no había desaparecido de la mirada de su ex, pero la cercanía de Sohee le estaba proporcionando algo de alivio.

—¿Te duele el brazo?

Taehyung negó con la cabeza. La medicación había calmado el dolor y el vendaje, aunque era un poco molesto, no le incomodaba demasiado.

—¿Sabes algo de mi familia?

—Deberías centrarte en descansar.

—Que esté herido no significa que no pueda encajar la verdad— respondió sin apartar la mirada de su hija —No me ocultes lo que está sucediendo, hyung.

Retrouvailles | ⁴Donde viven las historias. Descúbrelo ahora