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—¿Estáis heridos?

Taeju sintió unas ganas horribles de echarse a llorar cuando escuchó la voz de Jungkook, pero en lugar de ceder ante sus emociones, se armó de valor para responder a la pregunta de su padre.

—¡Junggi-ah se ha roto una pierna! ¡Yo estoy bien, pero él no puede caminar!

El rostro de Jungkook desapareció de su campo de visión y con el paso de los minutos, a Taeju le entró el miedo.

—¿Dónde está papá? ¿Por qué no baja?

—No creo que pueda— Junggi se incorporó un poco —El terreno está inestable por las lluvias. Si baja podría desprenderse la tierra y sepultarnos o empujarnos hacia el fondo.

—¿Y cómo vamos a subir?

—Como en el entrenamiento de mi padre.

Taeju había sido el mejor de su clase, por eso no le preocupaba tener que subir por una cuerda. ¿Pero cómo iba a hacerlo Junggi si tenía una pierna rota?

—¿Te ves capaz?

Junggi asintió. ¿Acaso tenía otra opción? Estaba oscureciendo y pasar la noche en la península no era una opción. Debía seguir las instrucciones de Jungkook por el bien de todos, pero sobre todo por el de Taeju.

La cuerda se deslizó desde lo más alto y al lado de Jungkook apareció otra persona. El corazón de Junggi se encogió al ver a su padre. Sabía que su tío no podía estar solo y aun así, ver allí a Yoongi le generó una gran emoción.

—Tu padre también está aquí— Taeju lo ayudó a levantarse —Parece que han venido todos a matarnos.

—No todos...

Taeju sabía que lo decía por Jimin. Él era el único que no podía poner un pie fuera de Inyeon. Tenía una gran responsabilidad con su familia, pero también con la gente del pueblo.

—¡Junggi, agárrate con fuerza y no mires hacia abajo!— le pidió su padre —¡Ahora vamos a subirte!

Con el estómago revuelto, Taeju lo ayudó a llegar hasta la cuerda. Junggi estaba muy dolorido, aunque no se quejaba, se le notaba en la cara.

—Sé que te duele, solo aguanta un poco más— el menor le puso unos guantes que sacó de la mochila para que pudiera sujetarse mejor —No tengas miedo y trata de estar tranquilo.

—No tengo miedo, Taeju-yah— Junggi notó su nerviosismo y sonrió de forma despreocupada —Han amarrado la cuerda a un árbol y entre tu padre y el mío me subirán mucho más rápido de lo que crees. Es la mejor solución para salir de aquí cuanto antes.

—Me preocupa que no te puedas sostener por ti mismo.

—Esto no es muy diferente de cuando trepamos por una cuerda con sacos de arena sobre la espalda— Junggi volvió a sonreír, pero Taeju solo se fijó en el sudor de su frente —Te espero arriba. No voy a permitir que te castiguen solo a ti. Recuerda que somos cómplices.

Taeju chocó el puño con él.

—Cómplices de por vida.

Yoongi y Jungkook aguardaron hasta que Taeju tiró de la cuerda para que supieran que estaban preparados. Junggi se sujetó con fuerza y cerró los ojos, no quería que le cayera tierra dentro. No era una sensación agradable la de ser arrastrado por un terreno de esas características y menos aún con una pierna rota, pero tampoco podían esperar a un rescate más elaborado. Los animales infectados eran mucho más peligrosos de noche, por lo que convenía volver al barco antes de que oscureciera.

Taeju siguió cada detalle con los nervios a flor de piel. Tenía fe en que su padre y su tío lo subieran rápido, pero le preocupaba tanto el estado de su mejor amigo, que no podía parar quieto. Cabía la posibilidad de que las fuerzas le fallaran y si eso ocurría, debía estar atento para atraparlo.

Retrouvailles | ⁴Donde viven las historias. Descúbrelo ahora