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Junggi estaba un poco nervioso. Había quedado con Taeju en su lugar favorito, donde se encontraba un majestuoso arce japonés. En esa parte del bosque solían pasar muchas horas hablando, estudiando o entrenando juntos. Y ese día era el cumpleaños de su novio, por lo que habían quedado a primera hora de la mañana para verse.

Junggi quería entregarle dos de los cuatro regalos que tenía para él. Taeju amaba los mangas y en algunos, el interés amoroso del protagonista solía preparar un bento en señal de amor. Como su chico había expresado en varias ocasiones lo bonito que sería recibir un bento, Junggi le pidió ayuda a Yoongi para hacerle una fiambrera de madera y desde muy temprano, se puso a cocinar para llenarla de arroz, pescado, verduras, ensalada y huevo.

En los últimos años, la gran mayoría de la gente había creado un huerto en el jardín de sus casas. Algunas personas conseguían cultivar frutas y verduras, como Yoongi, Jungkook y Eunha, pero otras no tenían ni la paciencia ni la dedicación necesaria para obtener buenos resultados.

Junggi había utilizado los productos del huerto de su padre, que eran de gran calidad, y estaba impaciente por ver la reacción de Taeju.

El segundo regalo que tenía para él, consistía en un ramo de geranio. Taeju era un chico muy romántico y le encantaban todos los clichés habidos y por haber. Tiempo atrás, había expresado el deseo de recibir un ramo de flores de alguien vestido de blanco. Por eso Junggi le pidió un ramo rojo a Changwook, quien las cultivaba en su jardín, a cambio de clases de piano para su hijo Hoseokie.

—Vaya, vaya, ¿estás esperando a tu primito?

Junggi se dio la vuelta y vio a Sanghun, Ryung y Duri riéndose maliciosamente de él. Eran los mismos chicos que se habían metido con Taeju en el pasado.

—¿Y esas flores? ¿Son para tu primo?— se burló Sanghun, el mayor de los tres —No sabía que estabas saliendo con una chica.

—Es que es gay, por eso le gustan las cosas de chicas— se mofó Ryung, el más bajito —En esa familia son todos muy raros. ¿No has visto a sus padres? Seguro que se lo han pegado.

—Claro, la homosexualidad se pega de padres a hijos, igual que la estupidez. Por eso entre los tres no reunís ni media neurona.

—¡Cállate folla primos!— se exaltó Duri, a quien le faltaba un diente incisivo —¡Por gente como tú hay niños deformes!

—¿Deformes?

—Lo he leído en un libro, Sanghun hyung. En el periodo Goryeo o Joseon, no recuerdo, la familia real se casaba entre hermanos o primos, no recuerdo, y después salían los hijos deformes.

—Madre mía, no dais ni para media neurona.

—¡Cállate folla primos!— se exaltó otra vez —¡Lo que digo es verdad!

—No compartimos el mismo ADN y ninguno de los dos tiene útero— Junggi dejó los regalos de Taeju junto al arce japonés —Es más probable que ese sea el caso de tus padres, ¿no lo has pensado? Por eso tu cabeza está tan hueca.

Duri, que era de mecha corta, se lanzó a agredirlo, tal y como había previsto Junggi. Cuando el muchacho se le acercó, intentando golpearlo con el puño, lo esquivó fácilmente. Incluso el segundo y el tercer intento no surtieron efecto por lo rápido que fue Junggi.

Furioso porque creía que lo estaba dejando en ridículo delante de sus amigos, cogió un puñado de tierra y se lo lanzó brutalmente a la cara. Junggi se protegió el rostro rápidamente, pero alguien a sus espaldas aprovechó la distracción para golpearlo con un objeto en la cabeza.

—¡Bien hecho, Gangin!

Alguien empujó a Junggi al suelo y Sanghun, Ryung y Gangin comenzaron a darle patadas. El hijo de Yoongi se protegió la cabeza y el cuello con los brazos, mientras veía indefenso como Duri pisaba las flores, tiraba la comida y rompía la fiambrera.

Retrouvailles | ⁴Donde viven las historias. Descúbrelo ahora