Retrouvailles | ⁴

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Jungkook miró a su amigo con cierta inquietud. Desde que habían dejado el hostal no había dicho ni una sola palabra. Hyungsik no se inmutó por el comportamiento de Yoongi, era normal en él estar serio, pero el maknae intuía que detrás de su silencio se escondía algo más.

El grupo rodeó el pueblo por las afueras y se adentró en el bosque para llegar más rápido a la playa. El puerto estaba algo apartado, no demasiado como ocurría en otros lugares, pero sí lo suficiente como para no tener que cruzarlo.

Yoongi y Jungkook no se pusieron su habitual disfraz de sangre. El mayor rechazó hacerlo sin dar una explicación y el menor imaginó que se debía al clima.

Los primeros infectados no tardaron en aparecer entre los árboles. Jungkook desenvainó la katana, pero Hyungsik se interpuso entre ellos con cierto aire de superioridad. Al maknae le molestó su actitud chulesca, sobre todo por la forma en cómo le miró.

Las cabezas comenzaron a rodar sobre la nieve y Jungkook comprobó, muy a su pesar, que Hyungsik tenía una gran destreza con la guadaña. Yoongi en cambio no prestó atención a lo que sucedía delante de él. No podía dejar de pensar en Yuuma y en sus pequeñas manos entrelazadas, en su cuerpo encogido, su cabello revuelto y su rostro sin vida.

—Hyung, ¿estás bien?

Yoongi alzó la mirada del suelo pero no la fijó sobre Jungkook, sino sobre Hyungsik, que estaba machacando violentamente el cráneo de una infectada.

—JK, sigue el plan.

Hyungsik acabó con los infectados demostrando una superioridad aplastante. No le impresionaba el aspecto que tenían ni la violencia con la que devoraban a sus víctimas, de hecho disfrutaba mucho matando a esos seres.

Hyungsik se giró hacia ellos con la intención de indicarles que podían seguir, pero ya se habían puesto en marcha. Sin vacilar ni un instante agarró a Yoongi del brazo cuando pasó a su lado. Jungkook le miró de reojo pero no se detuvo, solo disminuyó el paso.

—¿Va todo bien?

—Me preocupa el mar— Yoongi le miró con gran templanza —Con este clima podría estar muy bravo. ¿Y si regresamos y nos quedamos unos días más en el hostal? Al menos hasta que deje de nevar.

Hyungsik se quedó observando su rostro detenidamente y Yoongi comprendió que estaba analizando su comportamiento.

—Tu amigo no tendrá ningún problema en volver con su hermano— aseguró sin apartar la mirada —Podrá tomar un barco y volver a casa mientras tú y yo continuamos hacia el norte. Hay un lugar que quiero enseñarte. Estoy convencido de que te gustará.

Yoongi se dejó besar a pesar de la inmensa rabia que crecía en su interior. A Jungkook le dio arcadas verlo tan cariñoso con ese hombre, por lo que desvió la mirada en otra dirección.

—Todo saldrá bien— Hyungsik lo estrechó entre sus brazos —Confía en mí.

—Confío en ti, hyung— respondió en un tono cálido, pero con la mirada gélida —Siempre he confiado en ti.

El grupo retomó el camino en silencio. Jungkook quería hacerle muchas preguntas a Yoongi, sobre todo las que le llevaban rondando la mente desde que dejaron el hostal, pero desistió porque Hyungsik estaba presente.

Cuando se acercaron al puerto dejó de nevar. El mar no estaba en calma, pero tampoco se veía bravo como temía Yoongi. Jungkook detectó varias barcas amarradas en la parte derecha de la estructura de madera y tres barcos de pesca en la parte derecha.

El corazón de Yoongi dio un vuelco al verle sonreír. Por primera vez desde que estaban en la península había algo más que esperanza en la mirada del maknae.