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Jimin veía absorto cómo el grupo se preparaba para el viaje. El rubio sentía cierta presión en la boca del estómago pero por mucho que procuraba estar tranquilo, la incertidumbre era más fuerte que su voluntad por mantenerse sereno.

Eunha ayudó a Yoongi a ponerse un fular portabebés que había encontrado en uno de los cajones del armario del apartamento. Después de asegurarse que el bozal seguía fijo, metió a Mellie en el hueco.

—¿No sería mejor llevarla dentro de una mochila?— preguntó la joven algo alarmada.

—En la mochila podrían olerla, no quiero arriesgarme a que la detecten y me la arranquen de la espalda— respondió Yoongi —Así estará mucho más protegida.

—¿Seguro que quieres llevarla? Me gusta encargarme de ella. No es ninguna molestia, oppa.

—Lo sé y confío en ti, pero por esta vez déjamela a mí, ¿de acuerdo?

—De acuerdo— Eunha besó la orejita de la Shiba Inu y se alejó de ellos.

El mayor sabía que Mellie suponía un riesgo. Aunque el fármaco que le había inyectado Hoseok lo reducía a la mitad, la perrita le impedía moverse con total libertad.

—Voy a protegerte, pequeña— Yoongi bajó la vista hacia ella; Mellie le miró adormecida. El calmante de la clínica Meraki estaba haciendo su efecto —Eres parte de la familia.

Eunha regresó con una chamarra gruesa con capucha. La joven ayudó a Yoongi a ponérsela, lo que causó un poco de desconcierto en la perrita.

—Tranquila, Mellie— Yoongi comenzó a mecerla —Estarás bien. Podrás respirar sin problemas.

—Échate una siesta perruna— propuso Taehyung tras unirse a ellos —Cuando despiertes estaremos en el yate y podrás jugar todo lo que quieras.

Mellie los contempló con una inocencia tan pura, que hizo sonreír a los tres.

Jimin apartó la mirada de ellos y se centró en Hoseok. Namjoon había terminado de empaparlo en sangre y el pelirrojo parecía estar a punto de vomitar sobre el suelo.

—Oh, Dios— soltó entre arcadas —Voy a echar los hígados.

—Piensa que es chocolate.

—No jodas, Joonie— se quejó asqueado —No tengo tanta imaginación.

Jimin se dejó contagiar por la genuina sonrisa de Namjoon.

—Me sigue sorprendiendo que sean pareja— comentó Jungkook, al lado de su hermano —Todos hemos encontrado el amor en pleno apocalipsis.

—Creo que esos dos se quieren de mucho antes— Jimin giró el rostro hacia el menor —¿Pero qué coño?— se escandalizó.

—¿Qué te parece?— el maknae dio una vuelta sobre sí mismo —¿Mola o mola?— Jungkook se había grapado varios intestinos a la chamarra —Creo que doy el pego.

—Das un asco que te cagas— el rubio puso una mueca de desagrado —No te me acerques con eso.

—A veces parece que tiene cinco años— se metió Taehyung en la conversación —¿A quién se le ocurre graparse esas lombrices?

—Son intestinos— le corrigió su novio —Y me las he grapado porque a mi hermano se le han caído del hombro.

Jimin y Taehyung se miraron con cara de circunstancias.

—¿Qué?— el maknae se cruzó de brazos —No tenéis ni idea. Sois unos criticones.

La conversación fue interrumpida por Yoongi. El mayor los llamó a todos y el grupo se reunió en el centro del apartamento. Cada uno de ellos se había tapado las heridas a conciencia; también se habían puesto mascarillas y guantes de látex desechables, para evitar cualquier mínimo contagio.

Retrouvailles | ⁴Donde viven las historias. Descúbrelo ahora