Retrouvailles | ⁴

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Jungkook apartó la mirada del libro que sostenía entre las manos. Su novio le estaba enseñando palabras nuevas a Junggi y la manera que tenía de educarlo, con tanta dedicación y paciencia, le provocó un fuerte sentimiento de admiración y orgullo.

A Jungkook le encantaba cómo se había implicado en la educación de su sobrino y lo mucho que Junggi apreciaba pasar tiempo con Taehyung.

El joven se acercó a la cocina para prepararles una taza de leche. Mellie y Neysa estaban dentro de una cajita, acurrucadas la una sobre la otra. La gatita le estaba lamiendo la carita mientras la perrita dormía plácidamente. Aunque tenían toda la casa para ellas, se habían metido en una caja vieja que era para tirar.

—¿Estás cuidando de Mellie?— Jungkook sonrió por el maullido que le dedicó Neysa —La quieres mucho, ¿verdad?

Neysa lo miró con curiosidad y luego continuó lamiendo la orejita de la perrita. La gatita se había criado con Mellie y en cierta forma la veía como a su mamá.

—¿Qué es un electrocardiograma?

Jungkook regresó al salón y dejó las tazas sobre la mesa.

—¿Cómo sabes pronunciar esa palabra?— Taehyung lo miró asombrado —¿De dónde la has sacado?

—Del tío Seokie— contestó balanceando las piernas —¿Para qué sirve?

—Sirve para saber el estado del corazón.

—¿Y el tío Seokie cura el corazón de la gente?

—Eso es, pollito— Jungkook le acarició la cabeza —Lo estás haciendo muy bien.

Junggi se rió. Le gustaba mucho cuando Jungkook le acariciaba la cabeza.

—¿Y yo qué?— Taehyung hizo un puchero —¿Lo estoy haciendo bien?

—Muy bien— se inclinó y le dio un beso en la boca —Tómate la leche, bebé.

Taehyung se mordió el labio inferior mientras Jungkook regresaba al sofá. Estaba leyendo El Sabueso de los Baskerville y quería saber cómo seguía la historia.

—Lápiz y papel.

—¿Qué?— Taehyung se giró hacia Junggi —¿Quieres lápiz y papel?

—No— el niño negó con la cabeza y señaló primero a Jungkook y luego a Taehyung —Lápiz y papel.

—No, cielo, el lápiz soy yo y tu tío Koo es el papel.

—El niño ha hablado— se metió Jungkook sin apartar la vista del libro —No trates de cambiar los hechos.

—¿No estabas leyendo?

—Puedo hacer varias cosas a la vez.

—Eso es nuevo.

—¿Qué tratas de decir, Tae?

—Nada, tú sigue leyendo a tu estirpe, papel.

—Soy el lápiz y no lo digo yo, lo dice el nene que es un genio.

—Si no quieres que te cuente el final del libro será mejor que cierres el hocico y no me toques el conjunto de órganos que está relacionado con la reproducción sexual.

—Tienes muy mal perder, Min Taehyung.

El mayor se encogió de hombros, lo que hizo sonreír a Jungkook. Hacía años que no sentía tanta felicidad. Desde que había vuelto con Taehyung, su corazón latía con una alegría inmensa. Cada segundo a su lado era maravilloso y no podía pedir más, excepto, que esa felicidad tan profunda, los acompañase el resto de sus vidas.