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Yoongi sintió que la ansiedad lo comía vivo. ¿A dónde habían llevado a Jimin? ¿Por qué no estaba en su habitación? Nervioso y asustado, quiso entrar en el cuarto de baño, por si su esposo había despertado, pero la voz de una enfermera se lo impidió.

—No entre. Ha habido una fuga en la tubería del baño y hemos trasladado a su marido a otra habitación. Está en la veinticinco, justo al fondo del pasillo.

A Yoongi se le cayó un peso de encima. Con toda la tensión que acarreaba del funeral, no había pensado en una explicación tan sencilla como esa.

El joven le hizo una reverencia y se apresuró por el pasillo. Necesitaba ver a Jimin, era lo único que podía calmar su corazón y cuando lo encontró sobre la cama, con la misma expresión de los últimos días, la tensión se disipó.

—Me has dado un susto de muerte— Yoongi se acercó y le dio un beso en la frente —No te vuelvas a escapar de mí, Jiminie. En serio. ¿Qué haría yo sin ti?

Yoongi no esperó una respuesta de su parte. Jimin llevaba cuatro días en ese estado y aunque seguía creyendo que tarde o temprano iba a despertar, algo le decía que ese momento todavía no había llegado.

El joven se aseguró de que estuviera bien tapado. También revisó el goteo y la medicación como hacía todos los días. Por último, acercó el sillón de la esquina para estar más cerca de la cama.

Desde que habían trasladado a Jimin a planta, era mucho más fácil para Yoongi cuidar de él. Además, también disponían de mayor intimidad, por lo que no sentía tantas limitaciones a la hora de hablar con él.

—¿Cómo ha sido tu día? ¿Has tenido dulces sueños?— preguntó tras besarle la mano —El funeral ha sido muy emotivo... No creo que pueda expresar cómo me ha hecho sentir... Despedirme de tantas personas, de nuestro querido Hoseok y nuestra preciosa Mellie... Ha sido muy duro...

Yoongi se tomó un instante para procesar el dolor. No quería llorar delante de Jimin, pero le estaba costando mantener la compostura.

—Tae considera que como hemos tenido que incinerar los cadáveres, deberíamos habilitar un espacio en el cementerio y crear tumbas simbólicas. Así la gente tendrá un sitio donde llorar a sus seres queridos. Le he dicho que tú estarías de acuerdo, no me equivoco, ¿verdad?

Yoongi deseo oír su voz más que nunca. Aunque solo fuera por un par de minutos, lo echaba tanto de menos que necesitaba oír la voz de la persona que tanto amaba.

—Wooshik te está sustituyendo como gobernador y lo está haciendo bastante bien. Tuviste buen ojo con él, así que no te preocupes por nosotros. La isla está bajo control, no dejaremos que se pierda todo el progreso que has logrado.

En cuanto dejó de hablar, Yoongi sintió el corazón muy pesado. Una parte de él temía que, cuando Jimin despertara, le culpara del secuestro de Junggi. Aunque sabía lo noble que era el corazón de su marido, le aterraba su reacción por todo lo que le había ocurrido a su hijo.

—Descansa— Yoongi entrelazó la mano de Jimin con la suya y apoyó la cabeza sobre la cama. Estaba cansado, física y emocionalmente, pero cuando estaba con él lo invadía un sentimiento de paz. Independientemente de su estado, de la situación o del dolor, la cercanía de su marido le hacía sentir a salvo.

La mañana siguiente inició con un tiempo bastante soleado. Los pájaros volvían a cantar después de varios días en completo silencio. Yoongi se despertó en la misma posición que se había quedado dormido. Le dolía el cuello y la espalda, pero tras unos breves estiramientos se le pasó.

Lo primero que hizo fue besar a Jimin en la boca. Lo hacía todas las mañanas, lo único que cambiaba era el lugar que elegía.

—Buenos días, amor— Yoongi le acarició el rostro suavemente —Hoy es un gran día. Hoy vas a recibir una visita muy especial.

Retrouvailles | ⁴Donde viven las historias. Descúbrelo ahora