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Hoseok acarició el cabello de Eunha con mucha delicadeza. La muchacha se había quedado dormida después de llorar desconsoladamente entre sus brazos. Hacía tres semanas que había sufrido un aborto y el dolor seguía consumiéndola.

Hoseok se quedó con ella durante media hora y luego la dejó descansar. Sungjae estaba mirando por la ventana cuando entró en la cocina.

—¿Cómo está?

—Se ha quedado dormida.

—Gracias, hyung.

Hoseok sabía que Sungjae se sentía impotente. Aunque intentaba consolar a su esposa de la mejor forma posible, ambos vivían una situación complicada que requería de tiempo para sanar.

—Eunha es una mujer muy fuerte— aseguró Hoseok con el mayor tacto posible —Sé que se va a recuperar y tú también lo harás.

—Quisiera hacer mucho más por ella, pero me siento inútil...

—Que estés con ella, la quieras y cuides, es lo más importante. No te rindas y sigue apoyándola. A ti es a quien más necesita, Sungjae.

El menor agradeció sus palabras profundamente. Tanto Hoseok como los demás habían estado pendientes de Eunha y por ello les estaría eternamente agradecido.

—Dile a Jimin que siento mucho que no podamos ir hoy.

—No te preocupes, él lo entiende.

Hoseok se tomó unos minutos más para conversar con él y después regresó a su casa. Eunha había sufrido un ataque de ansiedad en mitad del trabajo y no estaba en condiciones de asistir a la fiesta de cumpleaños de Junggi.

Al entrar en su domicilio vio a Jungkook bajando por las escaleras. Se había puesto unos pantalones negros y un suéter de cuello alto del mismo color. Aunque iban a una cena familiar e informal, se notaba a leguas que se había arreglado más de la cuenta.

—¿No deberías estar en la fiesta?

—He tenido que quedarme más tiempo en el trabajo— Jungkook se pasó la mano por el cabello. Lo llevaba algo más corto y se había rapado el lado derecho —¿Y qué hay de ti?

—Eunha ha tenido un ataque de ansiedad y la he llevado a casa— Hoseok lo agarró del brazo al notar que iba a moverse hacia la puerta —Ahora está descansando. Sé que estás preocupado, pero déjala dormir.

Jungkook se mordió el labio inferior. Había ido todos los días a verla, incluso esa misma mañana se había pasado por el hospital antes de ir a comisaría. Odiaba no poder hacer mucho por ella, pero su amigo tenía razón, debía dejarla descansar.

—Mañana iré a verla a primera hora.

—Iremos juntos— Hoseok soltó el brazo del menor —Dame cinco minutos y nos vamos.

Jungkook le concedió todo el tiempo del mundo para asearse y cambiarse de ropa. Mientras tanto se miró detenidamente en el espejo. Ya habían pasado dos meses desde el divorcio de Taehyung y aunque habían acordado darse espacio, en el fondo deseaba que pronto llegase el día en el que pudieran retomar su relación.

Jungkook creía que el tiempo que llevaban separados había sido bueno para ambos. Últimamente veía a Taehyung mucho más feliz y eso se debía a que estaba logrando seguir adelante.

Hoseok no tardó en ponerse ropa más cómoda y en salir con Jungkook de la vivienda. La pareja caminó hasta la casa de enfrente y llamó a la puerta. Yoongi fue quien los recibió en la entrada. Tras una breve conversación, se descalzaron y se reunieron con los demás en el salón.

Retrouvailles | ⁴Donde viven las historias. Descúbrelo ahora