130 - Segunda parte

7.3K 951 3.4K
                                    

Yoongi se encontraba en la sala de música de la mansión Jeon, entre un japonés de veinte años y una china de veintidós. Habían sido los tres finalistas de un centenar de aspirantes y uno de ellos iba a tener el gran honor de tocar con una de las pianistas más prestigiosas de Corea.

Jaehwa ya sabía cómo tocaba cada uno, dado que había supervisado las grabaciones de los pianistas más destacados. Lo que buscaba era ver a los finalistas desenvolverse bajo una presión diferente, por eso los había invitado a su casa. Quería ver quién mantenía la calma tocando su querido piano, rodeado de cientos de trofeos, y bajo la mirada de una profesional a la que admiraban.

El japonés cometió dos errores, mientras que la muchacha china hizo una ejecución perfecta. Cuando llegó el turno de Yoongi, tomó asiento sobre el banco de piano con inquietud. Los pensamientos intrusivos comenzaron a envenenar su mente, hasta que desvió la mirada hacia la ventana y se encontró a Seokjin en el exterior.

Ver a su mejor amigo al lado del coche, esperando por él, le generó una extraña confianza. Yoongi respiró profundamente y entonces comenzó a tocar una pieza que sorprendió a todos, pero especialmente a Jaehwa.

Jungkook abrió la puerta de la sala de música para curiosear y se quedó ensimismado escuchando la pieza que estaba tocando Yoongi. Gaspard de la Nuit era una apuesta muy arriesgada porque constaba de tres movimientos, cada uno de los cuales requerían una velocidad y una destreza excepcionales de los dedos, así como un profundo conocimiento de la teoría musical.

Jaehwa había visto a jóvenes tratando de destacar con piezas para las que no estaban preparados, ya fuera porque no tenían fuerza, velocidad o destreza en los dedos, o carecían del conocimiento necesario sobre la teoría musical.

Pero ese no fue el caso de Min Yoongi. El joven no cometió ni un solo error en los más de veinte minutos que pasó tocando. Tampoco mostró cansancio, molestia o miedo. Parecía inmerso en la música, y como advirtió Jungkook, al que le fascinó la parte de Scarbo, Yoongi estaba disfrutando.

Cuando finalizó, sus compañeros fueron los primeros en aplaudir. Jaehwa también se unió al aplauso, aunque Jungkook se percató de que su madre parecía ausente.

Poco después de felicitarse entre ellos, Jaehwa procedió a valorar la ejecución de cada aspirante. El japonés terminó muy frustrado consigo mismo por los errores que había cometido, mientras que Yoongi fue el que más elogios recibió. Aun así, no consiguió hacerse con la victoria. Jaehwa eligió a la muchacha como su acompañante.

Yoongi felicitó a su compañera, a pesar de la tristeza que sintió. Su valoración había sido muy buena y no comprendía en qué había fallado. Cuando se despidió de los demás y estaba a punto de salir de la sala de música, Jaehwa lo llamó.

Yoongi aguardó mientras la pianista daba ánimos al japonés y le prometía a la ganadora ponerse en contacto con ella. Cuando sus compañeros salieron de la sala, por la puerta desde la que estaba observando Jungkook, el maknae hizo como si estuviera buscando algo dentro de una maceta, y después de que se fueran, continuó curioseando.

—Hay pianistas con mucha más experiencia que tú, que no hubieran sido capaces de hacer lo que has hecho tú hoy aquí. Eres un magnífico pianista, Yoongi.

—No quiero sonar irrespetuoso, pero... ¿Por qué no me ha elegido? No entiendo en qué he fallado.

—No has fallado en nada, has sido el mejor.

—¿Entonces?— Yoongi frunció el ceño —¿No quiere que toque con usted?

—Quiero que representes a Corea en el Concurso Internacional de Piano Naciones Unidas, que se celebrará el año que viene en Suiza. Me han encomendado encontrar a alguien y llevo mucho tiempo buscando un candidato que pueda ganar. No quiero que solo nos representes, Yoongi. Quiero que vayas allí y te hagas con el primer puesto. Sé que tienes el potencial para ganar.

Retrouvailles | ⁴Donde viven las historias. Descúbrelo ahora