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Hoseok dejó los zapatos en la entrada y se percató de que había dos pares de botas desconocidas. Extrañado subió por las escaleras, pero sin darle mayor importancia. Su mente seguía en el trabajo, específicamente sobre un paciente cuyo estado le tenía muy alarmado.

Hoseok había decidido alargar su jornada para seguir estudiando el caso de Changwook. En el hospital no solo podía contar con los libros más necesarios, también disponía de una filmoteca con grabaciones de operaciones de todo tipo. No era lo mismo que tener a un médico especializado en la materia que le pudiera instruir paso a paso, pero seguía siendo mejor que no contar con nada.

Hoseok llevaba años estudiando las grabaciones y preparándose a conciencia porque sabía que a pesar del virus, las enfermedades comunes no se tomaban ninguna tregua.

El joven decidió darse una ducha rápida y cambiarse de ropa. Después prepararía el desayuno para Jimin y Junggi y volvería al hospital. No tenía intenciones de quedarse a dormir, ya había echado una cabezadita en su consulta y con eso le bastaba.

Hoseok volvió a pensar en las botas de la entrada mientras estaba bajo el agua. ¿De quién podrían ser? De Taehyung no eran, dado que había pasado la noche en el hospital con Changwook. Sungjae no solía ponerse esa clase de calzado y Eunha tenía un número de pie mucho más pequeño.

Absorto tomó una toalla del armario y comenzó a secarse el cabello. ¿Y si eran de Wooshik? ¿Aunque por qué pasaría la noche en casa? No tenía ningún lío con Jimin, que él supiera, claro, y aun así quedaba otro par de botas sin identificar.

Hoseok regresó a su habitación y comenzó a ponerse la ropa interior. ¿Y si Jimin había vuelto a recaer en la bebida? La presión a la que estaba sometido como gobernador era constante y quizá le había pasado factura. ¿Pero se montaría un trío en casa teniendo un hijo? No le cuadraba en lo más mínimo, aunque el alcohol solía provocar comportamientos inusuales en las personas.

—No es posible, Jimin no haría algo así— murmuró para sí mismo, sin embargo no halló serenidad en sus palabras. Intranquilo se puso un pantalón negro de pana y una camisa blanca y salió del cuarto.

Con el corazón agitado abrió la puerta del dormitorio de Jimin levemente, lo justo para poder mirar dentro de la habitación. Hoseok sabía que no estaba bien vulnerar su privacidad de esa manera, pero la preocupación que sentía por su amigo pesaba más que su sentido común.

El cielo permanecía nublado, por lo que la claridad era mínima. Aun así le permitió ver que había alguien junto a Jimin. Hoseok cerró la puerta impactado. No era un trío, afortunadamente, ¿pero a quién había dejado entrar en su cama con Junggi durmiendo tan cerca?

—No tiene sentido— Hoseok frunció el ceño dubitativo. Ese comportamiento no parecía propio del Jimin que conocía. Además, ¿no le había dicho que dejaría las citas? ¿Entonces quién era ese tipo? No había muchos hombres homosexuales en la isla y a esas alturas ya se conocían todos. A menos que algunos siguieran ocultándose.

«¿Será Wooshik?» Hoseok solo podía pensar en él, dado que era la persona con la que más tiempo solía pasar Jimin en el trabajo.

El joven decidió salir de dudas y entró a hurtadillas en la habitación. Sigilosamente se fue acercando a la cama para comprobar quién era el hombre que dormía de cara a la ventana. Jimin lo tenía abrazado por la espalda, lo que le indicó que era más que un simple rollo de una noche.

Hoseok tenía la vista clavada sobre su objetivo, motivo por el que no vio el bloque de madera de Junggi y tropezó con él. Yoongi se alzó inmediatamente de la cama. Estaba tan acostumbrado a reaccionar al más mínimo sonido, que lo primero que hizo fue agarrar la lámpara de la mesilla para tener algo con lo que defenderse.

Retrouvailles | ⁴Donde viven las historias. Descúbrelo ahora