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Taehyung se encontraba entre la puerta del cuarto de baño y la habitación, pendiente de su sobrino que dormía sobre la cama, pero también de su marido, que estaba cambiando a Sohee por primera vez.

—Ufff, ¿pero qué diantres has comido?— se quejó al quitarle el pañal —Señorita, tu caca huele peor que un infectado.

Taehyung apoyó la cabeza contra el marco de la puerta. Estaba presenciando un momento muy especial y no podía disfrutarlo del todo. Su corazón se sentía pesado por la muerte de Hoseok, la incertidumbre del estado de Jimin, la situación de Sungjae y las circunstancias de la isla.

Jungkook limpió a la bebé con suma delicadeza. No podía dejar ni una pizca de suciedad en el culete y tampoco quería dañarla. Su cuerpo era tan frágil que le preocupaba emplear demasiada fuerza.

Sohee hizo tantos sonidos adorables mientras la limpiaba que parecía que estuviera manteniendo una conversación con él.

—Te causa gracia que tenga que limpiar la morcilla que has soltado, ¿verdad?

Taehyung sonrió para sus adentros. Su chico hacía como que se quejaba, pero en realidad estaba disfrutando de la experiencia. Era tan evidente que resultaba hasta tierno.

—Esto ya está— Jungkook la besó tras ajustarle el pañal —Ahora tu papá tendrá que darme el visto bueno. Deséame suerte, galletita.

—Lo has hecho muy bien— Taehyung lo abrazó por la espalda —Sohee también lo aprueba.

El pecho de Jungkook se hinchó de orgullo. Había practicado con una muñeca durante varios días y por eso le había salido a la primera. Taehyung alzó la mirada y se encontró con su dulce sonrisa. Era tan genuina e inocente que le puso muy triste.

En ese instante tendrían que haber estado celebrando el cumpleaños de Jungkook. En ese instante tendrían que haber estado disfrutando de una fiesta íntima, en compañía de sus seres queridos. Su marido tendría que haberse llevado una sorpresa al encontrarse con Sohee en la cuna de su hogar. Todo tendría que haber sido tan diferente de lo que era en realidad.

Taehyung no pudo contener las lágrimas y se apretó contra el pecho de su esposo. Sohee estaba viva gracias a Hoseok y él no había podido hacer nada por su amigo. Jungkook lo abrazó en silencio. No sabía lo que estaba pasando por su mente, aunque se podía hacer una idea.

—Es injusto... Hobi hyung tendría que estar aquí...

—Ahora está con Namjoon hyung.

Ese era su único consuelo y aun así no era suficiente para Taehyung. A pesar del dolor físico y emocional, trató de tranquilizarse por el bien de los niños. Si Junggi se despertaba, no quería que lo viera así. Su sobrino ya había sufrido demasiado.

—Hora de dormir— Jungkook cogió a Sohee en brazos y se la acercó —Dale las buenas noches a tu papá.

—Mi pequeño milagro— Taehyung besó la mejilla de su hija dos veces y luego su nariz —Te quiero muchísimo.

—Te queremos muchísimo.

Taehyung se apoyó contra la pared de la habitación mientras Jungkook la dejaba en la cuna. Era tan cariñoso con ella, tan atento y paternal. Tenía mucha suerte de compartir esa experiencia con un hombre como él, que se implicaba en todo con inmenso amor.

—Sí, cierra los ojitos y duérmete— susurró Jungkook suavemente —Eso es, hazle caso a papá.

Taehyung se quedó mirando como le hacía cariñitos. La fortaleza de su pareja era admirable. Por dentro debía estar devastado y aun así era capaz de sonreír por ellos.

Retrouvailles | ⁴Donde viven las historias. Descúbrelo ahora