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Hyungsik no se movió cuando se abrió la puerta. Estaba tirado en el suelo, con los ojos cerrados y por un breve instante, Taehyung pensó que había muerto. La duda se disipó en cuanto cerró la puerta y el hombre se llevó las manos al rostro.

Para Jungkook, que veía a Hyungsik con frecuencia, el aspecto de su prisionero no le dijo demasiado, pero para Taehyung, que lo veía por primera vez en muchos años, la impresión fue muy diferente.

Hyungsik parecía un cadáver. Estaba extremadamente delgado, sobre todo de rostro y manos, y se le había caído gran parte del pelo. Su piel lucía inflamada y enrojecida, aparte tenía un tono extraño, como amarillento. Podría deberse al aislamiento, a la falta de luz solar o a la escasa alimentación, pero Taehyung sabía que estaba lidiando con una enfermedad.

Hyungsik no se destapó la cara hasta que notó que se volvía a encender una tenue luz en el techo.

—¿Cómo...?— balbuceó cuando vio a Taehyung —¿Estás vivo?— Hyungsik lo miró de arriba abajo. Era el hermano de Yoongi, no cabía duda, solo estaba algo más mayor. Vestía ropa larga y negra, igual que Jungkook, aunque su cabello parecía algo más largo que el de su marido.

Lo que más extrañó a Taehyung fue la carcajada que se le escapó de los labios. ¿Se había vuelto completamente loco? Físicamente parecía un hombre distinto, pero incluso estando tan desmejorado, no podía olvidar todo el dolor que había causado.

—Ha pasado más de una década, Taehyung.

—Han pasado trece años.

—¿Solo?— soltó entre risas, como si fuera un chiste —Siento que llevo aquí toda mi vida.

Taehyung apartó la mirada cuando detectó varias heridas en sus pies. Eran úlceras, ampollas y manchas negras que parecían muy dolorosas. Minho creía que tenía fascitis necrosante porque conocía a alguien que la había padecido en el pasado y sus síntomas eran muy similares. No obstante, muchas infecciones se le parecían en una etapa temprana, por lo que no podían estar seguros sin hacerle una biopsia.

A pesar de que se trataba de una enfermedad muy grave, las personas con fascitis necrosante rara vez se la transmitían a otras personas. Aun así, Taehyung y Jungkook se pusieron guantes y mascarillas por si las moscas.

—Jungkook no te ha mencionado ni una vez en trece años. Jimin tampoco lo hizo cuando me visitó. Pensé que eras comida para gusanos, pero ya veo que no.

—¿Decepcionado?

Hyungsik sonrió. Lo estaba, aunque no iba a decírselo.

—¿A qué debo el placer? No suelo recibir muchas visitas.

Jungkook metió la llave en la cerradura para abrir la puerta y acceder a él. A pesar de las mascarillas, el hedor a podrido era insoportable.

—¿Cómo está Yoongi? ¿Tu hermano sigue vivo? Hace tanto que no lo veo que ya ni recuerdo su voz.

Taehyung no contestó.

—¿Sigue casado?— insistió ante su silencio —No, ¿verdad? ¿Cómo ha sido el divorcio? Le ha sido infiel a Jimin, ¿cierto? Sí, siempre es eso. La monotonía mata las relaciones, por eso solo se casan los necios.

Aunque Taehyung deseó hacerle saber que su hermano era muy feliz con Jimin, decidió tragarse las ganas para dejarlo con la duda, al menos durante un rato más.

—¿No vais a hablar conmigo? ¿Entonces para qué habéis venido?— su sonrisa se torció cuando vio a Jungkook con una capucha en la mano —¿Para qué es eso?

Jungkook le podría haber dado varias explicaciones, como por ejemplo que era una medida para proteger sus ojos del sol, pero en lugar de calmar su inquietud se la puso por la fuerza. Hyungsik comenzó a gritar, aunque no pudo resistirse ante la fuerza del maknae. Estaba muy débil y le dolían los huesos, especialmente los de las piernas.

Retrouvailles | ⁴Donde viven las historias. Descúbrelo ahora