Retrouvailles | ⁴

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El saco de boxeo se rompió con el último golpe. Namjoon se alejó entre jadeos, sintiendo el sudor en cada parte de su espalda. Cuando necesitaba desahogarse, siempre hacía ejercicio hasta agotarse. Eso le solía ayudar a ver las cosas con más claridad, aunque en los últimos días no le había funcionado.

Desde que Seokjin se había encerrado en su habitación, Namjoon tenía la sensación de caminar sobre arenas movedizas. Había tratado de hablar con Hoseok hasta en tres ocasiones, pero cada vez que lo intentaba, recordaba la amenaza de Seokjin y retrocedía.

Namjoon se odiaba por no tener más determinación. Quería que los dos estuvieran bien, que ninguno tuviera que pasarlo mal, pero Seokjin estaba sufriendo y también iba a hacer sufrir a Hoseok, lo que le hacía dudar de cada paso a dar.

Cansado, se quitó las vendas y las dejó caer sobre la hierba. Tenía que dejar de analizar cada movimiento y hablar con Hoseok sin tapujos. Debía decirle las cosas como eran y sacar a Seokjin de ese aislamiento que se había autoinfligido. No podía seguir creando escenarios catastróficos en su mente, debía afrontar las consecuencias, fuesen las que fuesen.

Namjoon se secó el rostro con una toalla y luego miró hacia la casa. No podía permitir que Seokjin pasara otro día más encerrado. Debía contarle a Hoseok la verdad y sacar a Seokjin de allí, aunque fuera a rastras. Y después, si era necesario, cruzaría una de las puertas para dejarlos a ambos en paz.

Cuando se descalzó y entró por la puerta que daba a la cocina, se encontró con Hoseok de frente.

—Hobi...

—¿Ya has terminado?

—Eh... sí... ¿Tienes un minuto?

—Tengo dos— bromeó, pero Namjoon no pilló la broma —¿Qué pasa?

Namjoon estaba tan nervioso que su primer instinto fue salir de allí a toda prisa, pero no quería ceder otra vez. Necesitaba sacarlo de dentro y afrontar las consecuencias de sus actos o se iba a volver loco.

—Tengo que decirte algo muy importante, pero no sé cómo hacerlo...

—Dilo sin rodeos— Hoseok se apoyó sobre la mesa —Prefiero que seas directo.

Namjoon mantuvo una pequeña distancia con él, aunque no apartó la mirada de la suya. Debía ser sincero, pero sobre todo debía decírselo a los ojos. Hoseok se merecía conocer la verdad en su totalidad y también merecía que lo hiciera de cara.

—Entre Seokjin hyung y yo hay algo más que amistad.

—¿Te has enamorado de él?

Más que la pregunta, lo que sorprendió a Namjoon fue la serenidad con la que se la hizo. Parecía demasiado tranquilo, como si ya se lo esperase.

—Sí.

Hoseok bajó la mirada y Namjoon se asustó.

—No es lo que estás pensando, no he dejado de quererte. Todo lo que te he dicho en las últimas semanas es verdad. Entiendo si te sientes traicionado, entiendo si no quieres volver a verme, incluso entiendo si me mandas a la mierda... Pero, por favor, no creas que no te amo porque te amo. Te amo y te amaré siempre.

—Joonie...

Namjoon se tensó mucho. ¿Qué se le estaría pasando por la mente para estar tan sereno? No era capaz de leer la expresión de Hoseok y eso lo ponía de los nervios.

—Seokjin hyung necesita salir de ese ambiente depresivo. ¿Puedes encargarte de él?

—¿Qué...?

—Voy a dar un paseo con Mellie. Asegúrate de que se dé un baño y después deberíamos desayunar los tres juntos.