Ranma ½ no me pertenece.
Mas en momentos de desasosiego quisiera ser como Rumiko y portarme mal con los fans.
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Fantasy Fiction Estudios presenta
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El año de la felicidad
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Venganza
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Mousse estaba de pie con la mirada fija en el suelo. Sus redondos anteojos empañados, el gesto crispado, las manos empuñadas. Su corazón acelerado daba tumbos dentro de su pecho.
Había esperado tanto por aquel momento. Tanto.
Desde muy pequeño, desde que comenzaba a tener memoria, creía saber que sus pensamientos e ideas no eran los de un chiquillo normal, ni siquiera para uno nacido en el seno de la tribu Joketsuzoku. Sus pensamientos eran de venganza, de muerte, de planes muy a futuro.
Había sufrido desde muy temprana edad. Era huérfano. Su padre había muerto muy pronto por causas que él desconocía, pero que podía imaginar, pues entre las mujeres amazonas la importancia del varón residía en su habilidad para la procreación y él sabía, porque otras mujeres le contaron la historia, que su padre había tardado algo de tiempo en embarazar a su mujer. Lo habrían considerado un estorbo y un enclenque de seguro. Hasta la fecha se preguntaba cuál de todas las más cercanas amigas de su madre lo habría asesinado. Se negaba a creer que fue la mano de su querida madre la que acabó con su vida.
Luego de sufrir aquello su madre se había enfrentado, como dictaban las leyes de su aldea, a una de las mujeres y había perdido. El pequeño Mousse fue el testigo silencioso de aquel espectáculo. Cuando todo acabó, recogieron el cuerpo y le dieron sepultura como si fuera un trámite más, estaban tan acostumbrados a ver aquello cada año que nadie se inmutaba, nadie decía nada ni derramaba lágrimas. Nadie. Ni siquiera Mousse, demasiado shockeado al comprender que se había quedado completamente solo. De haber sido él mujer, las demás aldeanas se hubieran encargado de criarlo y entrenarlo, sacando el mayor provecho de su potencial. Pero nació dentro del género masculino y se cumplía la profecía que las amazonas siempre predicaban, de que el varón siempre traía mala suerte a la casa y a la vida de las personas con las que se relacionaba. Era prácticamente una desgracia parir un hijo varón dentro de la tribu Joketsuzoku. Las amazonas siempre buscaban hombres sementales en el extranjero, pues consideraban a los amazonas poco adecuados para sus propósitos.
El triste destino de Mousse fue ser considerado un paria y andar siempre solo, siendo un estorbo para los demás. Pero él supo aprovechar aquello, desde el primer momento en que comenzó a planear su venganza.
Se hizo el tonto. Fingía bien, hacía creer a todos su poco talento para luchar, sus ojos miopes, su torpeza motriz, su idolatría por Shampoo. Sí, aquel amor profundo, rayano en lo enfermizo, era mentira, pero parte esencial de su gran desquite con aquella tribu de zorras frías y mezquinas.
Tardó mucho tiempo, pero al final todos terminan confiando en los tontos, pues nunca imaginan que los traicionen, ¿cómo, si son tan idiotas? Pues él sí, porque no era nada bobo. Acostumbraban a hablar frente a él como si nada, como si fuera una pared más de la habitación, así pudo enterarse de muchos secretos, que luego contaba naturalmente a quien le interesaba escuchar. Creían que en su ingenuidad no tenía ninguna mala intención y le respondían «no te preocupes, Mousse, yo me encargaré». Y así lo hacían, allanándole el camino para que él pudiera seguir avanzando.
Una, dos, tres muertes, esas eran fáciles de ocultar, de camuflar, de lograr que otros cometieran el crimen por él; pero su mayor venganza no podía perpetrarla en el corazón mismo de la aldea, era peligroso. Sin embargo, en el momento justo, el enfermizo amor que representaba le permitió el escape a Japón.
Y ahora, por fin cumplido su tan anhelado propósito, se regocijaba, con la mirada fija en el suelo. Sus redondos anteojos empañados, el gesto crispado, las manos empuñadas. Su corazón acelerado dando tumbos dentro de su pecho.
Había esperado tanto por aquel momento. Tanto.
Tanto por ver retorcerse de dolor a aquella anciana pérfida, como ahora ocurría. Cologne aceptó de sus manos la taza de té como siempre, ¿por qué iba a sospechar algo del tonto Mousse? Si solo era un pato tonto al que poder dar bastonazos. Lástima que la vieja no fuera lo suficientemente inteligente para descubrir el veneno de ratas en el líquido antes de que comenzara a hacer efecto.
Y cómo dolía. Y cómo disfrutaba Mousse mientras la anciana Cologne se retorcía entre estertores, intentando levantarse del suelo, su báculo de madera caído a un lado, su largo cabello gris enmarañado, su boca crispada en un gesto doloroso, hilos de baba y espuma cayendo de las comisuras.
La vieja intentó alargar una mano para pedir ayuda al muchacho de anteojos que la miraba sin decir nada, el rostro como una máscara impenetrable, a excepción de la boca, que se curvaba casi imperceptiblemente en una sonrisa. Los ojos de Cologne hurgaron con pavor por todo aquel rostro, intentando buscar explicaciones o algo de cordura, y en el brillo apagado de la mirada que veía empequeñecida tras los cristales de las gafas, creyó comprender por fin. Dio un pequeño gemido ahogado.
—¿Qué sientes al ser asesinada por tu propia sangre, bisabuela? —preguntó Mousse en un susurro inclinándose un poco—. O mejor dicho ¿qué se siente saber que matarán a sangre de tu sangre y no hay nada que puedas hacer?
Los ojos de Cologne se abrieron de terror mientras Mousse sacaba lentamente una daga de una de sus mangas. Justo en ese momento se escuchó abrirse la puerta trasera y el sonido de una bicicleta. Era Shampoo que volvía de entregar los pedidos del restaurante.
Mousse se agachó un poco más ante el cuerpo de la anciana, para poder hablar en tono aún más bajo.
—Qué fácil para ti olvidarte todo este tiempo de que también soy tu bisnieto. Con cuánta facilidad olvidaste a mi madre, tu nieta, ¿y por qué? ¿Por qué perdió en combate y no era tan poderosa? ¿Por qué amó a un hombre que no era un guerrero poderoso? ¿Por qué osó tener un hijo varón? —le escupió las palabras en la cara.
Mousse se levantó y volvió a mirarla desde su altura. Cologne sintió que el dolor que le perforaba el estómago empezaba a expandirse a todo su cuerpo, cerrándole la garganta.
—Ahora mataré todo aquello que amas —dijo el muchacho, y sin más palabras se volteó.
Cologne intentó moverse y ya no pudo hacerlo. Mientras la negrura se cerraba sobre ella solo escuchó el sonido de Mousse entrando a la cocina del restaurante.
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FIN
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Notas de autora: Dedicado a Noham, con amor, porque me dio la idea para partir este corto al darme la imagen de Mousse con una sonrisa helada al lado del cuerpo de Cologne medio moribunda. Esto fue lo que salió, espero sea de su agrado XD.
Por cierto, elegí que Cologne muriera con veneno para ratas porque me acordé de Madame Bovary SPOILER ALERT que se suicidó de esa manera, y es la más dolorosa en cuanto a veneno, o así contaba mi profesora de literatura.
Nos vemos mañana.
Romina
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El año de la felicidad parte 1 (capítulos 1 al 200)
FanfictionUn fic al día durante un año. Romance, drama, terror, tragedia, lemon, acción y aventura. Todos los personajes de Ranma ½. Ranma & Akane. Fanfics de Ranma 1/2. - Capítulos del 1 al 200. (Continúa en El año de la felicidad parte 2 ya que Wattpad no p...