Clandestino

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Ranma ½ no me pertenece.

Mas en momentos de desasosiego quisiera ser como Rumiko y portarme mal con los fans.

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Fantasy Fiction Estudios presenta

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El año de la felicidad

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Clandestino

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—Akane, ¿puedes ir a despertar a Ranma? —pidió Kasumi—. De lo contrario llegarán tarde a la escuela.

—Ya voy, hermana —respondió automáticamente Akane, más por costumbre que porque le apeteciera hacerlo.

Con cada paso que daba subiendo la escalera se preguntaba por qué tenía que ir ella, o porque era necesario tomarse la molestia por ese holgazán. Era problema de él si llegaba tarde. Akane resopló, pisando cada vez más fuerte sobre cada escalón, sintiendo que hacía vibrar el piso.

Se preguntó si era mejor despertarlo con un buen cubetazo de agua fría, así aprendería a no quedarse dormido y a ser responsable.

Al llegar al piso de arriba, sin embargo, encontró todo tan silencioso y en paz que se sintió hasta cohibida, y procuró andar más despacio, con suavidad, amortiguando sus pasos en la suela de la pantufla. Cuando llegó al cuarto de Ranma deslizó la puerta y lo vio dormido sobre el futón.

—Ranma, despierta —dijo—, ya tenemos que irnos.

No hubo ninguna respuesta. El chico parecía estar profundamente dormido, con un brazo estirado fuera de las mantas, el rostro relajado y el cabello desparramado alrededor.

Akane puso un dedo sobre sus labios dubitativa. Decidió intentarlo una vez más.

—Vamos, Ranma, ¡despierta!

Nada. Completo silencio. El muchacho seguía como si nada, abandonado a sus sueños.

Akane estaba todavía más insegura. Al verlo dormir tan pacíficamente ya no tuvo corazón para despertarlo con agua fría, estaban en pleno invierno, y por las mañanas estaba helado. Además, luego el futón tardaría mucho más en secarse y Ranma tendría que dormir directamente en el piso.

Akane se acercó a él, doblando las piernas y sentándose a su lado en el suelo. Le tocó el hombro y lo sacudió suavemente.

—Ranma...

El chico murmuró algo, pero sin despertar, solo movió la cabeza volteándola al otro lado, y con eso también movió su cabello, que se esparció por el piso como una seda negra. Involuntariamente Akane entreabrió los labios, asombrada. No sabía que su prometido se soltaba el cabello por la noche.

De a poco, y aún vacilante, Akane se inclinó un poco y movió una mano para deslizar entre sus dedos una hebra del negro cabello. Era muy suave, hasta sintió que le hacía cosquillas en la palma de la mano. Akane curvó los labios en una sonrisa. Así, un poco más cerca, apreció sus facciones, el espacio bajo su oreja y todo el arco de su mandíbula, el cuello de músculos poderosos.

La chica sintió un hormigueo en la punta de los dedos. Volvió a acariciar el cabello, después volteó a mirar sobre su hombro, para asegurarse de que no había nadie en el pasillo; entonces, en un impulso, se inclinó aún más y depositó un beso suave en los labios de su prometido, rozándolo de forma casi inocente. De inmediato sintió el rostro arder. Y se incorporó sin comprender qué le había ocurrido para hacer aquello.

Se levantó de un salto y salió del cuarto. A los pocos segundos sus pasos rápidos se escuchaban bajando la escalera.

Sobre el futón, Ranma abrió los ojos de par en par, sorprendido. Se tocó los labios que habían sido besados, y antes de que el sonrojo lo cubriera por completo, se tapó con las mantas hasta la cabeza y se dio la vuelta para intentar seguir durmiendo.

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FIN

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Nota de autora: Un pequeño momento dulce y tierno de estos dos que sé que a ustedes y a mí nos encantan. Espero que les haya gustado. Quiero agradecer profundamente por todos sus comentarios en el capítulo de ayer, me encanta que les guste tanto y tengan tanta emoción por la continuación como yo; espero no tardar mucho.

Gracias por leer. Nos vemos mañana.

Romina

El año de la felicidad parte 1 (capítulos 1 al 200)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora