El año de la felicidad parte 1 (capítulos 1 al 200)

Cinco noches sin Kasumi (parte 2)

Ranma ½ no me pertenece.

Mas en momentos de desasosiego quisiera ser como Rumiko y portarme mal con los fans.

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Fantasy Fiction Estudios presenta

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El año de la felicidad

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Cinco noches

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Cuando bajaba la escalera con el uniforme puesto al día siguiente, todo estaba sumido en una profunda calma. No había ruidos en la cocina, no había comida sobre la mesa, y no estaba el inconfundible tarareo de Kasumi mientras hacía los quehaceres. Ergo, no había Kasumi.

—Maldición —murmuré muy bajo.

Luego me rehíce rápidamente, poniéndome derecha y terminando de bajar la escalera a paso firme.

Bien, Kasumi no había llegado, pero no había problema. Esa mañana volvería, en un momento u otro. Recordé de pronto los consejos de mi hermana mayor sobre el dinero que había dejado así que fui a la cocina y rebusqué en lo que sabía que era el lugar favorito de Kasumi para guardar dinero: un enorme frasco de galletas vacío.

Encontré varios yenes en su interior y saqué algunos para comprarme el desayuno en alguna tienda camino a la escuela. Antes de cerrar el frasco dudé, ¿era mejor llevármelo todo y administrarlo hasta que Kasumi volviera? Después pensé en Akane, que también debía desayunar algo. Y pensé además que cuando Kasumi volviera tal vez contaba con dinero para prepararnos un delicioso almuerzo.

Desistí, cerré el frasco y lo dejé donde estaba. Abandoné la casa que estaba sumida en el silencio.

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Cinco noches

sin Kasumi

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Segunda noche

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—¿Cómo que todavía no puedes volver? —casi ladré hacia el otro lado del teléfono.

Eran las cuatro de la tarde, Kasumi aún no había hecho acto de presencia. Yo había llegado de la escuela junto con Akane y Ranma, con la fantasía de encontrar un hogar decente, una cena preparándose, bocadillos, galletas, té, o algo. Siquiera algo.

Pero no. Kasumi no estaba, y justo en ese momento sonaba el teléfono y me apresuré a responder. Desde el otro lado de la línea la dulce voz de mi hermana decía que aún no podía volver a casa porque habían surgido imprevistos.

—Es que Ayame está embarazada y no se encuentra bien, creo que se está resfriando. Su esposo está de viaje por trabajo, no puedo dejarla sola, Nabiki, tú sabes —decía Kasumi, y casi podía imaginarme sus sonrisa encantadora.

Sí, claro, ¿y nosotros? ¿Quién nos cuidaría a nosotros?

Pero no podía decirle todo esto a mi dulce hermana, yo debía mostrarme como la centrada y madura Nabiki que puede hacerse cargo de todo.

Un momento... ¿Ayame? ¿No había dicho que su amiga se llamaba Akemi? O quizá yo no había escuchado bien producto de los nervios. Como fuera.

—Claro, por supuesto, Kasumi, sería terrible que la dejaras sola en un momento así —solté una risa que quería ser relajada, pero creo que la actué mal—. No te preocupes, creo que nosotros pediremos ramen, o pollo frito, o una pizza, o no sé. Quédate todo el tiempo que necesites, hermana.

—Gracias, Nabiki, así lo haré. Duérmanse temprano, y cuida que papá y el tío Genma no beban demasiado sake —se despidió ella.

En cuanto dejamos el teléfono fuimos a buscar el frasco con dinero a la cocina, pero estaba vacío. En seguida le reclamé a Akane, cuando yo salí por la mañana tenía todavía varios billetes. Sin embargo, ni ella ni Ranma tocaron nada, me contaron que habían ido a comer okonomiyakis con Ukyo. Eso solo podía significar...

Me preparé para lo peor. Antes, sin embargo, había que llenarse el estómago.

Llamé al Neko-hanten y hablé con Shampoo, le conté que Ranma tenía antojo de cenar ramen, pero que Akane le había apostado que Shampoo nunca podría amarlo tanto ni ser tan generosa como para mandar ramen para toda la familia.

Creo que aún no terminaba de colgar el teléfono cuando ya escuchaba el sonido de la bicicleta de Shampoo. Asunto arreglado.

Después de la cena, donde hubo gritos, peleas, golpes y demás interferencias —pero que yo no vi porque me había llevado el tazón de comida a mi cuarto—, llegaron papá, el tío Genma y un entusiasta maestro Happosai. Con un poco de intimidación dijeron lo que ya sospechaba: habían usado el dinero para apostar y beber.

Estábamos oficialmente sin dinero para sobrevivir.

Quise enojarme, pero sonreí con tranquilidad. Me crucé de brazos.

—Bien, un error lo tiene cualquiera —dije—. No se preocupen; afortunadamente Kasumi acababa de hacer las compras, hay mucha comida en el refrigerador. ¡Y Akane cocinará para ustedes! —anuncié con gran aspaviento señalando a mi hermana.

Los ojos de Akane brillaron de alegría, mientras los demás caían en una depresión aplastante, sus caras azuladas y deformes de pavor.

—¡Pero yo no hice nada! —se quejó Ranma—. ¡¿Por qué diablos me castigan?!

Nadie le prestó atención.

Yo, por supuesto, no comerían en casa al día siguiente.

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(continuará)

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Nota de autora: Aquí la segunda parte de esta terrorífica historia XD. Nah, recuerden que lo único que tomé del videojuego de terror Five nights at Freddy's es el título, no pasará lo que pasa ahí, y esto es de humor; aunque sí se irá incrementando la locura cada vez jeje.

Muchas gracias a todos. Nos vemos mañana.

Romina