Desaparición

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Ranma ½ no me pertenece.

Mas en momentos de desasosiego quisiera ser como Rumiko y portarme mal con los fans.

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Fantasy Fiction Estudios presenta

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El año de la felicidad

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Desaparición

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Llovía con fuerza cuando Kasumi llegó aquel domingo de hacer las compras. Un aire helado se coló en la casa mientras ella abría la puerta y sacudía el paraguas para desprender las gotas, aguantando las pesadas bolsas colgadas del brazo. Tuvo un escalofrío y cerró la puerta, cambiándose los zapatos de calle por las cómodas pantuflas en la entrada.

La casa estaba silenciosa, y un poco oscura por el día nublado. Sabía que solo Ranma y Akane estaban en casa, porque Nabiki había salido con sus amigas al centro comercial, y su padre y el tío Genma habían tenido una reunión de la junta de vecinos.

Kasumi dio una mirada hacia la sala cuando cruzó a la cocina, pero no había nadie allí, se encogió de hombros sin darle importancia y se dedicó a guardar todo lo que había comprado. Luego se colocó el delantal y, tarareando, una canción se puso a preparar el almuerzo tranquilamente. Mientras cortaba el puerro hubo un relámpago que iluminó el cielo por unos segundos y, apenas un momento después, retumbó un trueno que hizo vibrar los vidrios de las ventanas.

—Oh, qué clima —comentó Kasumi mirando hacia afuera, viendo los árboles balancearse por el viento y el agua.

Pasó alrededor de una hora. La mayor de las Tendo comenzó a sentir un poco de frío y preparó té para calentarse. Otro trueno rompió el cotidiano murmullo de las ollas al fuego mientras se servía una taza. Se frotó los brazos, con una extraña sensación de soledad, decidió buscar a Ranma y Akane para compartirles un poco de té.

El resto de la casa continuaba silenciosa y la escalera estaba en sombras porque el día se oscurecía cada vez más por la tormenta. Fue al dojo, de seguro los prometidos estaban entrenando un poco. Corrió rápido por el tramo que llevaba hasta el dojo, abrazándose para protegerse del viento frío.

Cuando abrió las puertas el dojo estaba oscuro y en silencio. Kasumi se sobresaltó cuando un relámpago rasgó el cielo y proyectó su sombra en el suelo de madera.

—Qué extraño —murmuró.

Regresó a la casa. Encendió la luz en el pequeño vestíbulo para poder ver dónde pisaba al subir la escalera. Tuvo otro pequeño escalofrío, no supo si por el frío de la lluvia o por una sensación ominosa que la acompañaba desde que llegó con las compras.

Con cuidado caminó hasta el final del pasillo y abrió la puerta de la habitación que Ranma compartía con su padre; encendió la luz enseguida. Todo estaba tranquilo y los futones guardados en el armario.

Kasumi volvió sobre sus pasos y se detuvo ante el cuarto de Akane; puso la mano en el picaporte y abrió despacio. Cuando entró tuvo un pequeño respingo, pues otro relámpago iluminó el cielo con un chasquido eléctrico y casi inmediatamente resonó un trueno mucho más fuerte que los anteriores. La habitación estaba en penumbras, al probar el interruptor, la luz no se encendió, Kasumi bajó y subió la llave varias veces, pero no pasó nada. Se llevó una mano a la mejilla, preocupada.

De pronto, abrió los ojos sorprendida. El armario estaba abierto. Kasumi dio un cauteloso paso al frente y miró el interior, estaba casi vacío. La mujer frunció el ceño sin comprender y caminó hasta la cama, pero no había nadie allí.

Preocupada, se llevó una mano al pecho y fue entonces cuando lo vio: un pedazo de papel encima del escritorio. Lo tomó y se acercó a la ventana para poder leerlo mejor.

Kasumi sonrió lentamente, dobló la nota y se la guardó en el bolsillo del delantal, mientras bajaba para buscar algunas velas.

—Creo que serán dos menos en la mesa de ahora en adelante —se dijo con un tono tierno—. Espero que se encuentren bien —agregó después con una sonrisa.

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FIN

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Nota de autora: Gracias a todos por leer.

Nos vemos mañana.

Romina

El año de la felicidad parte 1 (capítulos 1 al 200)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora