Liar

1K 97 6
                                    


Ranma ½ no me pertenece.

Mas en momentos de desasosiego quisiera ser como Rumiko y portarme mal con los fans.

.

Fantasy Fiction Estudios presenta

.

El año de la felicidad

.

Liar

.

Primero le tiró encima un cubo entero de agua fría. Buscó la más fría de la nevera y después sacó varios cubos de hielo y los dejó dentro para que se derritieran. Esperó, con la mente casi en blanco, no sabía qué pensar en realidad ni adónde conduciría eso. Miraba deshacerse los hielos y sentía que una parte de ella se derretía un poco también, desprendiéndose de la idiotez y la inocencia que la envolvía, esa inocencia boba que la hacía confiar en todo el mundo. Si no fuera por su buen corazón, que en ese momento aborrecía, no se encontraría en esa situación.

Él estaba sentado tranquilamente en la sala, de espaldas a ella. Deseó que no fuera cierto; por un momento hasta creyó plenamente que se equivocaría, que era una mentira, murmurada con gran malicia, justa para que sus oídos la escucharan y se le envenenara el corazón. Mientras tiraba con fuerza el agua encima de él casi rezó porque no fuera cierto, y hasta imaginó qué excusa daría por si no funcionaba. Seguro que no funcionaba. Era demasiado tonto, demasiado rebuscado.

Ella había sido demasiado idiota.

La cubeta vacía resbaló de sus manos cuando descubrió al pequeño cerdito negro en el gran charco de agua.

Se lo quedó mirando chillar, con los ojos agrandados de miedo. Y no le provocó absolutamente nada.

En otras situaciones hubiera corrido a socorrerlo y consolarlo, o salvarlo de las manos de su prometido. Ranma... Tantas veces él lo había apresado y ella, mil veces tonta y crédula, había rescatado a aquel pequeño animal pensando que lo lastimaban. Pero Ranma en realidad la estaba cuidando de un mal mayor.

El cerdito se movió rápido, intentando esconderse, no sabía desde dónde, o desde quién, le había llegado el baldazo; pero Akane fue más rápida, movió el pie y pisó con fuerza la tela que le rodeaba el cuello, aquel pañuelo que por idiota no había reconocido nunca antes, y le impidió moverse. El cerdo chilló, y al final se giró a mirarla.

Ahora recién Akane creyó ver emociones humanas reflejadas en aquellos ojos. Y vio miedo, vergüenza y arrepentimiento. ¿De qué le servía ahora el arrepentimiento? Era demasiado tarde.

Se agachó a su altura y lo apresó entre sus brazos.

—Quédate quieto —dijo con la voz rasposa a causa de tantas emociones amargas.

Cuic, cuic, cuic.

—Sí, lo sé. Créeme que lo sé —replicó Akane, creyendo que comprendía lo que el animal intentaba decirle—. Sin embargo, no tienes perdón, así que no te lo perdonaré. Ahora solo queda que pagues por lo que has hecho.

Lo apretó con más fuerza contra ella, y al mismo tiempo cerró los ojos con fuerza, recordando las veces que había dejado que aquella criatura durmiera en su cama y compartiera sus sueños, las veces que se había desnudado enfrente de ella porque ¿qué comprensión podían tener aquellos ojos animales? En aquel momento prefería mil veces haberse desvestido frente a Ranma que frente a aquel demonio, que había osado ultrajarla de esa manera, a través de la mentira. No había cosa que Akane odiara más en todo el mundo que la mentira, y a P-chan se la haría pagar.

El año de la felicidad parte 1 (capítulos 1 al 200)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora