El año de la felicidad parte 1 (capítulos 1 al 200)

Yojimbo (parte 3)

Ranma ½ no me pertenece.

Mas en momentos de desasosiego quisiera ser como Rumiko y portarme mal con los fans.

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Fantasy Fiction Estudios presenta

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El año de la felicidad

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Yojimbo

(parte 3)

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En la sala de reuniones, los muchachos y el hombre de mediana edad miraron a las jovencitas ante ellos y las chicas les devolvieron la mirada, todos estudiándose con detalle al mismo tiempo.

—Entonces, creo que debería presentar a mis muchachas, ¿verdad? —intervino Soun, dubitativo, y riendo nervioso—. Bueno, ellas son Kasumi, la mayor —la aludida sonrió amable inclinando un poco la cabeza—; Nabiki, está estudiando un postgrado en la universidad, y finalmente Akane, la más pequeña, también está estudiando una carrera.

Nabiki se reclinó en su silla y cruzó los brazos levantando una ceja.

—Papá, ¿cómo es posible que confíes en alguien que se llama Pantymedias? —preguntó.

Pantymedias Taro se adelantó, quitando de un manotazo la silla de Soun Tendo, que le impedía el acceso. La silla, por las rueditas, se movió con aceleración, dando contra la pared. Al final Taro apoyó las dos manos sobre la mesa y se inclinó hacia adelante, atravesando a Nabiki con una mirada de hielo.

—Dirígete a mí solamente como Taro, ¿entendiste? —le habló en tono bajo y amenazante.

—Taro, muchacho, cálmate —intervino Genma Saotome, adelantándose para ponerle una mano en el hombro.

—¿De verdad estás contratado para protegernos? —le dijo Nabiki, que no se amedrentó en lo absoluto, sino que lo miró indiferente—. Parece todo lo contrario.

Mientras Genma le susurraba unas palabras para calmarlo y Taro volvía a su posición, Nabiki continuó.

—Creo que no deberían tutearnos, ¿no te parece, papá? —su tono era inocente; alzó la cabeza para mirar a su padre, que por un momento se había quedado impactado por la actitud de Taro—. Después de todo son empleados.

—Pues... —vaciló Soun Tendo, echando una mirada a Genma Saotome.

—Claro, si así lo prefieren, se hará —intervino Genma con una amplia sonrisa de vendedor.

—¿Acaso portan armas? —quiso saber Kasumi un tanto nerviosa, acomodándose un mechón de cabello, que por un momento se había deslizado de su moño, detrás de la oreja.