El año de la felicidad parte 1 (capítulos 1 al 200)

El mundo sombrío (parte 2)

Ranma ½ no me pertenece.

Mas en momentos de desasosiego quisiera ser como Rumiko y portarme mal con los fans.

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Fantasy Fiction Estudios presenta

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El año de la felicidad

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El mundo sombrío

(parte 2)

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El director se presentó ante la clase en lugar del maestro habitual.

—Aloha, my students! — tenía puesta una camisa hawaiana y los pies descalzos; su piel mucho más bronceada que lo usual y las gafas de sol lo hacían ver muy excéntrico—. Les tengo que dar la muy penosa noticia de que su teacher, miss Sawako, se encuentra con licencia médica. ¡Oh, qué terrible está la gripe en estos días! Será mejor que todos tomen más jugo de naranja y se abriguen para no enfermar también...

La señorita Hinako Ninomiya entró en la sala. Su vestido, corto hasta ser criminal, su escote ajustado, el largo y suelto cabello castaño, junto con su andar sensual, atrajo la mirada de todos los varones de la sala de clase, y provocó los cuchicheos de las chicas.

—Oh, miss Hinako, todavía estaba hablándole a los alumnos sobre...

–Lo lamento, director Kuno, pero la educación de estos niños no puede demorar más tiempo.

—Sí, sí, lo que usted diga, pero... ¡Espere, espere, miss Hinako!

Algo confundido, el director fue sacado de la clase a empujones por la nueva maestra. Entonces Hinako se presentó ante los alumnos, pero mientras escribía su nombre en el pizarrón notó por encima de su hombro las miradas de los varones del salón, cuando a todos se les cayó por coincidencia la goma al piso en el mismo momento. No lo tomó en cuenta... por el momento. Ya tendría tiempo de reformar a esos delincuentes juveniles, primero debía cumplir con su otro trabajo, porque el de maestra apenas le pagaba las cuentas del mes.

—Hoy será un día de muchas sorpresas porque además de tener el gusto de estar con ustedes, mis queridos alumnos, también un nuevo compañero ha llegado a esta clase. Adelante, Saotome.

Ranma Saotome entró en la sala de clases. La camisa oscura del uniforme escolar la tenía desabotonada encima de su camiseta blanca, usaba un anticuado gorro escolar muy pasado de moda, llevaba las manos en los bolsillos y una cara de muy pocos amigos. Odiaba el uniforme, eso era seguro, pero las chicas no se fijaron en eso, sino en sus ojos azules, su rostro varonil, su cabello negro e inusualmente largo que llevaba trenzado, sus manos grandes y sus largas, y sus piernas viriles acentuadas por el corte de los pantalones escolares, que le daban un aire elegante y más adulto.