El año de la felicidad parte 1 (capítulos 1 al 200)

La despedida

Ranma ½ no me pertenece.

Mas en momentos de desasosiego quisiera ser como Rumiko y portarme mal con los fans.

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Fantasy Fiction Estudios presenta

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El año de la felicidad

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La despedida

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Akane, encerrada en su habitación, ahogó un sollozo. Sentada ante su escritorio, se limpió con manos temblorosas las lágrimas que habían escapado a su control. Debía ser fuerte, todo el tiempo se lo repetía, pero su corazón era bondadoso, tierno y sensible por naturaleza, no podía remediarlo.

Juntó las manos en su regazo y así se quedó por unos instantes, hasta que un nuevo acceso de llanto le hizo sacudir la cabeza. No, no, no quería, pero debía hacerlo, era por el bien de él, y nada más importaba, él sería mucho más feliz así, estaba segura.

Akane sorbió por la nariz, mirando alrededor buscando un pañuelo, que luego encontró y usó, sonándose la nariz con fuerza, hasta que le quedó roja, igual que sus ojos. Despacio se levantó de la silla, apoyando las palmas en el escritorio. Arrastró sus pantuflas por el suelo, sin ganas de andar, pero sabiendo que era su deber. ¿Por qué siempre tenía que ser así, lo que se quería hacer y lo que se debía hacer eran cosas totalmente opuestas, y chocaban en su corazón produciendo heridas difíciles de sanar?

Era por él, para que él fuera feliz; volvía a repetírselo, una y otra vez, para darse ánimos. Llegó hasta la puerta de su habitación y levantó la cabeza, pasándose de nuevo la mano por el rostro para borrar cualquier rastro de lágrimas que podría haber quedado; enderezó la espalda y abrió la puerta, intentando sonreír.

Al bajar la escalera se encontró de frente con su prometido. Ambos se miraron a los ojos, en los de él parecía haber una pregunta, pero Akane apartó la vista, si lo miraba creía que de nuevo iba a empezar a llorar.

—Hermanita, aquí está P-chan —dijo Kasumi saliendo de la cocina con el pequeño cerdito entre los brazos.

El animal, al reconocer a Akane, saltó alegre a su dulce pecho. La chica lo recibió y lo estrechó, apretando los labios.

—¿Salimos? —preguntó Ranma interrumpiendo el momento.

Akane asintió. Kasumi los despidió con la misma sonrisa que siempre tenía; Nabiki, que veía la televisión, apenas giró la cabeza al escuchar el ruido en la puerta cuando la pareja salía. En la entrada se pusieron los zapatos y echaron a andar despacio.