Camas separadas

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Ranma ½ no me pertenece.

Mas en momentos de desasosiego quisiera ser como Rumiko y portarme mal con los fans.

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Fantasy Fiction Estudios presenta

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El año de la felicidad

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Camas separadas

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Al salir del aeropuerto los periodistas lo rodearon. Ranma no se había quitado las gafas de sol, a pesar de que dentro no las necesitaba y afuera el aire era frío y estaba nublado; pero aquellas gafas eran su escudo, el que había aprendido a interponer entre el mundo y su corazón. Asintió con la cabeza a modo de saludo, pero no respondió a ninguna de las preguntas que le hacían, solo siguió avanzando. A su lado iba Shampoo, vestida con su traje sastre y con el largo cabello trenzado, dando el aspecto de la perfecta y decente esposa abnegada; como le había ordenado, ella tampoco dijo nada.

Saludando con la mano se despidió de los periodistas y de sus fans que se agolpaban en la calle cerca del aeropuerto. Shampoo y él se acomodaron en la parte de atrás del auto que los esperaba, en el asiento del copiloto iba su manager.

—Ranma, la conferencia de prensa será a las cuatro de la tarde —le explicó Shota Takeda—. Ahora los dejaré en el hotel para que descansen.

Ranma asintió.

—¿Conseguiste las habitaciones separadas, verdad? —preguntó.

Takeda compartió una mirada con Ranma por el espejo retrovisor.

—No quiero molestar a mi esposa cuando tenga que salir muy temprano por los entrenamientos —dijo Ranma en seguida, sonriendo apenas y abarcando en la conversación al chofer del auto.

El joven que manejaba solo le sonrió, dando a entender que lo comprendía.

Llegaron al hotel y entre Takeda y el chofer bajaron las maletas. Ranma caminó delante, dejando a Shampoo siempre un paso más atrás, que se esforzaba por seguirle el ritmo sobre sus inmensos zapatos de tacón.

Las habitaciones eran contiguas, pero no tenían comunicación. Ranma entró en una dejando la otra a su esposa, y se quedó un momento charlando con Takeda sobre los detalles de su itinerario en Japón. Un par de horas después de que su manager se fuera, golpearon la puerta; Ranma abrió pensando que era el servicio al cuarto.

Shampoo lo observó con una sonrisa desde el umbral de la puerta.

—¿Qué quieres? —preguntó Ranma secamente.

—Pasarán a buscarnos a las tres y media, ¿verdad? —preguntó la mujer.

—Sí.

—Entonces nos queda un poco de tiempo hasta entonces.

El año de la felicidad parte 1 (capítulos 1 al 200)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora