Señor amante

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Ranma ½ no me pertenece.

Mas en momentos de desasosiego quisiera ser como Rumiko y portarme mal con los fans.

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Fantasy Fiction Estudios presenta

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El año de la felicidad

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Señor amante

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Akane se retorció sobre la cama sintiendo los besos cada vez más posesivos, más candentes. La boca de Ranma iba bajando desde sus pechos, pasando por su vientre y bajando todavía más, hasta que Akane lo sintió entre las piernas y tensó sus muslos al sentir la lengua invadiéndola.

—¡Oh!... no...

Akane se mordió el puño para no gritar, aunque estaban solos en la casa, pero la fuerza de la costumbre la obligaba a hacerlo. El placer llegó rápido, demasiado rápido, y la atravesó de parte a parte haciéndola levantar las caderas como pidiendo todavía más. Ranma no tardó nada en estar sobre ella, de nuevo invadiéndola con toda la fuerza de su masculinidad. Akane tembló, en unos cuantos movimientos de nuevo sintió una sacudida que la hizo morder los labios mientras ponía los ojos en blanco, ahogando el grito en su garganta. Sin embargo, aquello no acabó, Akane se dio cuenta de que Ranma aún se movía dentro de ella e incluso lo hacía con más ímpetu; entonces ella lo rodeó con las piernas, apretándolo y trayéndolo más hacia sí. Lo abrazó y le arañó la espalda.

Quizá sería más fácil mandar todo al demonio, el compromiso y a toda la familia, y marcharse los dos, o casarse, o hacer la vida que quisieran juntos. Pero quizá, también, si lo hacían, aquella magia acabaría. Lo prohibido de la relación era lo que más los encendía, poder darse un beso en cualquier rincón de la casa lejos de los ojos indiscretos; sortear las cámaras de seguridad que Nabiki dejaba por todas partes para espiar a otros y que quizá podría haber desenmascarado su pecado. Había algo tremendamente excitante en poder tocarse en algún armario, ocultos de las miradas y tan conscientes de sus cuerpos.

Ranma la había poseído en casi cada cuarto de la casa, a veces incluso con personas rondando en las demás habitaciones, con la inminente sorpresa de que los descubrirían. Habían aprendido a hablarse con miradas, a quitarse solo la ropa necesaria para amarse sin molestias, a mascar los gritos de pasión que querían salir de sus gargantas; habían aprendido, con el tiempo, a tocarse en los sitios exactos para poder disfrutar del máximo placer en el poco tiempo que tenían para disfrutarse.

De nuevo, Akane sintió el orgasmo golpeándola, —¿cuántos habían sido ya en aquella hora?— y no pudo contener el gemido que escapó a su control. Mientras, Ranma gruñía cerca de su oreja y al final se desplomó, aplastándola con su peso y respirando agitado cerca de ella. Un par de minutos tardaron en recuperarse, entonces Akane lo empujó para que se moviera y al caer él de espaldas se sentó encima y lo besó profundamente, al tiempo que movía las caderas despacio buscando estimularlo.

Akane jugó con la lengua, primero dentro de su boca, después bajando por el cuello, hasta apoderarse de los pezones masculinos, que había descubierto que también eran muy sensibles. Ranma gruñó de nuevo y Akane notó cómo el deseo del hombre crecía, a la par que su masculinidad.

Creyó escuchar algunos ruidos y voces en el piso de abajo.

—Tómame ahora, antes de que suban —lo apremió la chica susurrándole en el oído.

Ranma no tardó en complacerla y la poseyó completamente, apretando sus caderas con dedos de hierro. Akane le clavó las uñas en los hombros hasta hacerlos sangrar.

—Ah... no hagas... eso —murmuró Ranma entre jadeos.

—Puedes... decir que... que tuviste... una pelea... ¡ah!... con Ry-Ryoga... oh, Ranma —le replicó ella, también susurrando muy cerca de su oído, pasándole el aliento caliente por la oreja.

Mientras se seguían moviendo rítmicamente se escucharon los pasos subiendo la escalera. Ranma levantó la mano para cubrir la boca de Akane mientras ella explotaba frenéticamente en el clímax. Ranma disfrutó de verla ante él completamente desnuda, con su pequeña cintura y sus pechos que tan generosos eran con él.

Se escucharon unos golpes en la puerta y ambos se tensaron.

—Akane... ¿estás despierta? —preguntó Kasumi desde el otro lado—. Ya regresamos.

Akane pasó saliva varias veces antes de responder, fingiendo una voz somnolienta.

—Hermana... acabo de despertar... en seguida bajo —dijo.

Conforme, los pasos de Kasumi se alejaron por el pasillo.

Akane se inclinó para besar a Ranma una vez más.

—Debemos vestirnos —murmuró.

—Saldré por la ventana y llegaré a la casa más tarde, para la cena —le respondió él—. Si te preguntan, tú no me has visto.

Akane asintió sonriendo. Después de vestirse Ranma saltó por la ventana y Akane bajó la escalera frotándose los ojos. Su padre, sus hermanas y el tío Genma la saludaron.

—¿Qué tal les fue en los baños termales? —preguntó la chica.

—Muy bien, fue muy divertido, qué lástima que te lo perdiste —respondió Kasumi acercándose a ella—. ¿Te sientes mejor de tu resfriado?

—Sí, creo que quedarme en casa me hizo muy bien —asintió Akane.

—¿Has visto a Ranma? —preguntó Nabiki.

—A tu prometido no le he visto ni el pelo en todo el día, ya sabes lo que opina de mi comida. Apuesto que fue a comer a lo de Ukyo —dijo Akane encogiéndose de hombros.

Nabiki pareció un poco contrariada, pero no dijo nada. Akane solo siguió sonriendo inocentemente.

Nadie le habría podido decir a Akane lo que le esperaba aquel día en que Ranma, aquel muchacho atolondrado, llegó de improviso a su casa, y su padre anunció aquel compromiso ridículo. A veces Akane se arrepentía de haberlo despreciado y haber dejado que al final fuera Nabiki la prometida oficial de aquel chico que venía de China. Pero, de nuevo, siempre pensaba que si ellos fueran los prometidos quizá sus encuentros no tuvieran el mismo sabor y no podrían haber desarrollado aquella intensa pasión que los quemaba a cada instante, y los obligaba a engañar a todos. Akane no quería herir a su hermana, sabía que lo que hacía estaba mal, sin embargo, no creía que Nabiki estuviera enamorada, ni mucho menos. A pesar de todo, no podía detenerse, ella y Ranma se habían hecho adictos el uno al otro.

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FIN

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Nota de autora: El título de esta historia es por una canción de Valeria Lynch, ¿sí la conocen?, ¿o es demasiado rioplatense? ¿O acaso estoy demasiado vieja? XD. Pues la música me inspiró, les dejé la canción en la página de facebook de Fantasy Fiction Estudios por si quisieran escucharla.

Gracias a todos por leer. ¡Mañana comienza abril!, otro mes lleno de aventuras.

Romina

El año de la felicidad parte 1 (capítulos 1 al 200)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora