El plagio

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Ranma ½ no me pertenece.

Mas en momentos de desasosiego quisiera ser como Rumiko y portarme mal con los fans.

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Fantasy Fiction Estudios presenta

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El año de la felicidad

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El plagio

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Nabiko Tendoru salió de casa de muy buen humor aquel sábado, llevando un pequeño bolso colgado de su hombro y comiéndose un caramelo. La vida le sonreía, pronto tendría el dinero suficiente para comprar ese bolso de diseñador que tanto le gustaba, y si todo seguía bien, y su nueva clienta seguía pagando puntualmente y tan bien como lo estaba haciendo hasta ahora, también tendría dinero para mucha ropa de marca, esa que tanto miraba en las vitrinas, pero a la que nunca había podido acceder.

Se dirigió a la zona del distrito que estaba llena de tiendas, además de cafeterías y casas de té donde las parejas se daban cita para pasar la tarde del sábado. Ella también tenía una cita, y una muy importante. Entró en el local y vio a la mujer sentada en el rincón de siempre, con las gafas de sol puestas, aunque ni dentro ni fuera eran necesarias, porque el día estaba absolutamente nublado. Nabiko se sonrió por aquel pobre intento de la mujer por ocultar su identidad. Todavía la mujer no entendía que si ella quisiera podría averiguarlo todo. No lo hacía simplemente porque aquellos encuentros le resultaban divertidos y porque quería ver cuál era la meta de aquella señora con todas las preguntas que le hacía. Mientras tanto, se fingía una inocente chica de secundaria que solo buscaba un poco de dinero para sus gustos.

Nabiko saludó con un ademán de la cabeza y se sentó. Cuando el camarero se acercó pidió su malteada favorita.

—Tan puntual como siempre, señora Otonashi —comentó.

La mujer solo asintió.

—¿Las trajiste? —preguntó.

—Por supuesto —Nabiko sacó un sobre de su bolso y se lo entregó con una sonrisa tierna, entonces observó su reacción con detalle.

La mujer, que se hacía llamar Otonashi —aunque Nabiko no creía que aquel fuera su verdadero apellido— abrió el sobre de inmediato y extrajo la serie de fotografías, mirándolas una por una. Nabiko era muy buena para tomar fotos sin que la persona a retratar lo notara, y la señora Otonashi le había dicho que así era como las prefería: quería ver a aquellas chicas y muchachos de la forma más natural posible, ver cómo serían sus ademanes, sus gestos, sus caras de enfado o alegría. Nabiko Tendoru cumplía su palabra, y le traía todo lo mejor, las fotos con el mejor detalle y la más alta calidad. Gracias a la señora Otonashi se había podido comprar una cámara nueva, además.

El año de la felicidad parte 1 (capítulos 1 al 200)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora