El año de la felicidad parte 1 (capítulos 1 al 200)

Viajeros

Ranma ½ no me pertenece.

Mas en momentos de desasosiego quisiera ser como Rumiko y portarme mal con los fans.

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Fantasy Fiction Estudios presenta

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El año de la felicidad

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Viajeros

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Ranko corrió dando pasos rápidos, aunque cortos por culpa del kimono que se ajustaba a su pequeño cuerpo.

—Ranko, ¡Ranko!, ¡no corras que vas a tropezar! —Akane se detuvo, también vestida con un tradicional y bello kimono. No podía alcanzarla—. ¡Ranko!

Ryoga se cruzó y tomó a la pequeña Ranko por la cintura, alzándola en sus brazos.

—¿Dónde crees que ibas, pequeña buscapleitos? —dijo Ryoga, sonriendo.

—Ry-Ryoga... —Akane llegó a su lado, apenas recobrando el aliento—. Odio usar kimono cuando salgo con ella. La dejo de mirar un segundo y sale como un caballo desbocado.

Akane tomó a la pequeña Ranko de brazos de Ryoga.

—Gracias, no sabes lo difícil que es tratar con ella —dijo.

El muchacho hizo una media sonrisa al observar a Akane y lo hermosa que estaba con kimono, y más aún con ese aire torpe de madre primeriza que acentuaba su encanto.

–¿Pasa algo? —preguntó Akane nerviosa—. ¿Tengo corrido el labial?... ¿Tengo helado en el kimono?

—No... No, estás perfecta —Ryoga miró hacia la entrada del templo. Estaba lleno de padres llevando a sus hijos para la fiesta del Shichi-go-san—. Vamos, ya es hora, nos están esperando.

—Lo siento, pero Ranko quería un helado, y sabes cómo se pone si tiene hambre. Quiero que esté tranquila dentro del templo. ¿Los demás ya se adelantaron?

—Sí —respondió Ryoga, mientras ambos caminaban juntos hacia las escaleras—. ¿Y el helado? —preguntó al darse cuenta de que Ranko no tenía nada en las manos.

—Ya se lo comió —Akane suspiró resignada.

—Se parece mucho a él, ¿no?

—Ni lo imaginas... ¡Oh!, allí están todos.

Al final de las escaleras un grupo los esperaba, rodeados por la gente que iba y venía del templo. Allí estaba su padre, sus suegros y también sus hermanas.

Ryoga se adelantó un poco sonrojado.

—Hola, cariño, ya llegué —dijo Ryoga tímidamente—, solo me tomó dos días.