Traición

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Ranma ½ no me pertenece.

Mas en momentos de desasosiego quisiera ser como Rumiko y portarme mal con los fans.

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Fantasy Fiction Estudios presenta

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El año de la felicidad

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Traición

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El plan era tan sencillo como suicida. Si la estación espacial giraba en un sentido como una hélice, entonces él saltaría en el sentido opuesto de la rotación, de un aspa a otra. Pero la enorme estación espacial de más de cuatrocientas toneladas no era una pequeña hélice, ni los extremos de su enorme y dañada estructura eran como las pequeñas aspas.

Tras el salto, Ranma se vio suspendido en el espacio, dejando rápidamente atrás el módulo sobre el que había estado trabajando. Entonces comprendió la locura de su acción. Por un largo momento se sintió perdido en el vacío absoluto, sin poder orientarse, y psicológicamente aterrado al saber que no tenía ninguna manera de dirigir su cuerpo. Era como una roca a la deriva. Los segundos se volvieron eternos y pudo admirar la gran superficie de la Tierra ante sus ojos.

Envuelto en el silencio, acompañado únicamente por su agitada respiración dentro del traje, se sintió como si estuviera flotando sobre las nubes y los continentes. Su silueta se delineó, oscurecida, pequeña e insignificante como un grano de arena en la playa ante la iluminada esfera azul.

¡Saotome, atento! ¡Es tu única oportunidad!

El grito de McGray lo puso en alerta, pero ni siquiera podía girar el cuerpo, no tenía manera de orientarse, y tan solo pudo doblar un poco la espalda y mirar hacia arriba dentro del casco. El otro extremo de la estación venía hacia él. Los propulsores no habían podido desacelerar su rotación lo suficiente, y entonces comprendió que se estrellaría contra el transbordador a gran velocidad.

—Maldición —musitó, agitando los brazos y las piernas con una inutilidad desesperante.

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—Lo más importante en las artes marciales, Ranma —dijo un joven Genma Saotome, con el cabello negro cubierto por un pañuelo y mirando a su hijo con severidad a través de los anteojos redondos, a pesar de que Ranma apenas sabía atarse apropiadamente el cinturón del pequeño traje de entrenamiento—, no es saber golpear o saber saltar, sino saber recibir los golpes y saber caer. Tu cuerpo es tu arma y como tal debes protegerlo, o sucumbirás al primer golpe de tu oponente. ¿Entendiste, Ranma?

—Sí, papá —gritó el pequeño Ranma de cuatro años.

—No te escuché, Ranma.

—¡Sí, papá!

El año de la felicidad parte 1 (capítulos 1 al 200)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora