Lágrimas

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Ranma ½ no me pertenece.

Mas en momentos de desasosiego quisiera ser como Rumiko y portarme mal con los fans.

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Fantasy Fiction Estudios presenta

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El año de la felicidad

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Lágrimas

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Necesitaban que los propulsores de la estación espacial trabajaran en conjunto con los cohetes del transbordador, o el plan no funcionaría. Los primeros corregirán los caóticos giros de la estación, mientras que los segundos se encargarían de dar todo el impulso necesario para moverla en la dirección deseada, ganando un poco de altitud y velocidad, para cambiar el ángulo de entrada a la atmósfera.

Irvin advirtió que la integridad estructural de la estación espacial estaba comprometida, cualquier error de cálculo entre la potencia de los propulsores de la estación y la de los cohetes del transbordador, y la dirección en que empujarían las fuerzas, podrían hacerla colapsar antes de tiempo, lo que echaría a perder sus planes. Lo ejemplificó como cuatro hombres tirando de las puntas de una gran y frágil lámina de papel con la misión de caminar en la misma dirección manteniéndolo siempre terso. Si uno de ellos se adelantaba a los demás o se quedaba atrás, el papel se doblaría tocando el suelo, o se tensaría, desgarrándose la hoja.

—He programado cinco impulsos del cohete —explicó Irvin—, no necesitaremos más... Espero que la estructura de la estación resista lo suficiente y no se despedace antes de tiempo, o lo perderemos todo. Una vez que consigamos corregir el ángulo de caída ya no importará si se hace trizas.

—Irvin... —susurró Anastasia, y extendió la mano queriendo tocarlo en el hombro, pero la retrocedió cuando Irvin se volteó y miró a uno de los pilotos especialistas de la misión.

—¿Podrás operar el transbordador? —preguntó.

—Solo tendré que seguir el programa y luego dirigir la nave durante el descenso —respondió Robert Brown arrancándose valientemente las vendas que envolvían sus lastimadas manos, forzándolas a moverse, abriendo y cerrando los dedos que temblaban contra su voluntad. Contuvo una mueca de dolor—. Prácticamente solo debo vigilar que la computadora haga todo el trabajo pesado y seguir las instrucciones, nada más.

Irvin asintió y se impulsó hacia el pasillo. Anastasia retrocedió dejándole el paso libre y sus ojos se encontraron. Irvin los retiró primero, no deseaba arrepentirse de lo que debía hacer, pues no tenían otra opción. Siguió avanzando mientras Anastasia lo seguía. Pasó frente a Anderson, que ya había despertado y sin decir nada miraba en todas direcciones en una mezcla de odio, miedo y dolor. Irvin lo ignoró murmurando una larga maldición.

El año de la felicidad parte 1 (capítulos 1 al 200)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora